Religioso
San Cirilo, Arzobispo de Jerusalén
¿Quién eres tú?. Como hombre, tú has sido hecho compuesto de alma y cuerpo y, el mismo Dios es autor de tu alma y de tu cuerpo. Debes saber también que tienes un alma libre que es obra maestra de Dios, hecha a imagen de su creador: inmortal por causa de Dios que le confiere la inmortalidad; un ser vivo dotado de razón y libre de la corrupción por causa de quien le otorgó todo ello; con capacidad de hacer lo que desee.
El alma es inmortal. Y son semejantes todas las almas: tanto de los hombres como de las mujeres. Sólo son diferentes los miembros de los cuerpos. No existe una clase de almas pecadoras por naturaleza y otras que actúen debidamente, pues todas actúan según su voluntad y el albedrío de cada una, mientras no hay diversidad en la sustancia de las almas y es semejante en todas ellas.
El alma es libre y dueña de sí misma. El diablo puede ciertamente sugerir, pero no puede forzarla a actuar privándola de la voluntad. Cuando viene a ti el pensamiento de la fornicación, si quieres, lo admites, pero no si lo rechazas.
Ya has oído, querido, bastantes cosas acerca del alma; si puedes, escucha ahora también acerca del cuerpo. Y no pienses lo que algunos dicen de que el cuerpo no lo ha hecho Dios, y creen que el alma habita en él como en un recipiente que le es ajeno, inclinándose por tal motivo a la práctica de la fornicación33. ¿Qué es lo que ellos recriminan al cuerpo admirable? ¿Qué es lo que le falta de decencia y armonía? ¿Qué es lo que carece de estética en su estructura? ¿No deberán caer en la cuenta tanto de la espléndida configuración de los ojos como de la posición oblicua de los oídos, para poder oír sin dificultad, o del olfato capaz de distinguir olores o también los aromas suaves, o en la doble capacidad de la lengua para gustar de las cosas y para poder hablar, sin olvidar la capacidad pulmonar para respirar el aire sin cesar? ¿Quién dio al corazón su movimiento continuo? ¿Quién anudó los nervios a los huesos de modo tan sabio? ¿Quién asignó una parte del alimento a la reparación de las fuerzas de la naturaleza, destinando otra a la defecación, haciendo cubrir pudorosamente las partes menos nobles? ¿Quién es el que hizo que la débil naturaleza humana pudiese perpetuarse mediante una sencilla unión?
Y no me digas que el cuerpo es causa del pecado. Pues si el cuerpo es la causa del pecado, ¿por qué no pecan los muertos? Coloca una espada a la derecha de un hombre que haya muerto hace poco, no matará a nadie. Ya pueden desfilar, ante un joven recientemente muerto toda clase de hermosuras; no experimentará ninguna lascivia. ¿Por qué? Porque el cuerpo no peca por sí mismo; es el alma quien peca por medio del cuerpo. El cuerpo es como el instrumento del alma, como si fuese vestido y su abrigo: se hace inmundo si es ella la que lo mueve a la fornicación; pero si se une a un alma santa, se convierte en templo del Espíritu Santo. "
DIACONADO, SÍ !! Y PERMANENTE!!
Magisterio Ininterrumpido de la Iglesia
América
HISTORICIDAD
PILAR
¡Oh María! ¡Hija de Dios Padre!, amparad a la Iglesia, que desde su principio ha reclamado vuestra protección. Reconoced en ella la Esposa de vuestro único Hijo, que la ha rescatado con el precio de toda su sangre. Haced que resplandezca con tal brillo de santidad, que pueda presentarse digna de su divino Esposo, y del precio con que fue redimida. ¡Madre de Dios Hijo! que iluminas a todo hombre que viene a este mundo ¡Aurora brillante de este sol divino! disipad las tinieblas de la herejía y del cisma. Haced que todos sigan la luz de la verdad, y se apresuren a entrar en el seno de la verdadera Iglesia, donde juntamente con Jesús os conozcan con una viva fe, os invoquen con una esperanza firme, y os amen con un amor perfecto. ¡Esposa del Espíritu Santo, que ha reunido en un solo rebaño y en una misma religión, tantas y tan diferentes naciones!, derramad sobre los Principes cristianos y sus ministros la abundancia de gracias, de las que sois dispensadora. Penetrad sus corazones del espíritu de paz y de concordia, que al nacer vuestro hijo se anunció a la tierra. ¡Oh María, Templo de la Santísima Trinidad, toda pura y sin mancha en vuestra Concepción! Mirad con ojos de misericordia a la Nación Española, vuestra nación predilecta, que tanto habeis distinguido de las demás; a pesar de sus pecados, continuad siempre en amarla: mantenedla en la fe católica, apostólica y romana: conservadla en la unidad católica, a fin de que defendida por vuestra gracia de todo error estando al abrigo de toda disensión, y consagrada a servir a vuestro Santísimo Hijo y a Vos con un culto digno, pueda marchar constantemente al fin que le habeis prometido, y merecer teneros siempre por su Protectora en la tierra, y por su Reina y Corona en el Cielo. Así sea.
Omnipotente y eterno Dios, que te dignaste disponer que la sacratísima Virgen María, Madre tuya, entre coros de ángeles sobre esta columna de mármol, enviada del cielo, viniera viviendo en carne mortal: y que esta Iglesia fuese edificada para su honra por el Protomártir de los Apóstoles Santiago y sus Discípulos; te suplicamos por sus méritos e intercesión, nos concedas alcancemos fácilmente, lo que con toda confianza pedimos. Por tu Hijo Jesucristo que vive y reina con Dios Padre en la unidad del Espíritu santo por todos los siglos de los siglos. Amén.
¡Alabada sea la hora en que María Santísima vino en carne mortal a las tierras de España en la ciudad de Zaragoza!
MADRE
estés en la presencia del Señor, de hablar
en favor nuestro y que aparte su
indignación de nosotros.
Oh Santísima Madre, hazme esta gracia:
fija en mi corazón con eficacia las llagas de
Jesús crucificado.
Haz que de Cristo en mí lleve la muerte,
que participe su pasión y suerte y medite en
sus llagas apenado.
Para que no arda en los eternos fuegos,
defiéndeme tú, oh Virgen, con tus ruegos,
en el día del juicio.
Y tú, oh Cristo, al salir yo de esta vida, por
tu Madre querida, haz que llegue a la
palma de victoria.
Cuando mi cuerpo muera, haz que mi alma
adquiera del paraíso lla gloria.
JESÚS
Caminamos en este tiempo de cuaresma hacia la contemplación y celebración del culmen de la Historia y la Creación: la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo.
Frente a Jesús de Nazaret, ese Judío que nació en el la provincia romana de Judea hace más de dos mil años, no caben términos medios.
La persona histórica de Jesús de Nazaret nos cuestiona a la humanidad una vez más, como lo ha hecho a lo largo de los últimos dos milenios:
"Yo soy el pan vivo bajado del cielo. El que coma de este pan vivirá eternamente; y el pan que yo daré es mi carne por la vida del mundo".
Yo soy de arriba. Vosotros sois de este mundo. Yo no soy de este mundo.
Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque muera, vivirá.
"¿Eres tú el mesías, el hijo del Bendito?". Jesús le dijo: "¡Yo soy!, y veréis al hijo del hombre sentado a la diestra del todopoderoso y venir entre las nubes del cielo".
Estas y otras afirmaciones salidas de la propia boca de Jesús no permiten la indiferencia o diversos posicionamientos no comprometidos. Realmente, si no acepta la palabra de Jesús, si no se admite que Jesús de Nazaret el Hijo de Dios que se ha hecho hombre, no cabe otra opción que la de afirmar que se trata de una persona presa de la locura cuya muerte no tendrá el sentido redentor y de salvación que el anunciaba sino que supondrá simplemente el final de una historia más sin sentido.
TESTIMONIOS
A veces, nos quejamos de la falta de testimonios cercanos. A veces, resulta que andamos ciegos, o a lo más, como burros con orejeras.
Claro que los testimonios a los que nos referimos son testimonios silenciosos, testimonios que si no miramos no llaman la atención. Testimonios humildes, callados en la entrega y la abnegación.
Creo que es importante mirar, encontrar y compartir.
Tantas personas cercanas que en el silencio y el anónimo proceder de sus vidas, dejan una senda de santidad para aquellos que deseen descubrirlas.
Tantas personas, ya quietos y callados sus cuerpos, que testimoniaron hasta la entrega de sus vidas el abandono en Cristo y su fidelidad a la Iglesia.
El beato Francisco Sendra Ivars, presbítero, es una de ellas. Enterrado a pocos kilómetros de mi pueblo natal, martirizado por la fe otros pocos kilómetros más allá. Treinta y siete años le llevaron junto a María a los pies de la Cruz.
El día 4 de Septiembre del año 1936, el cura de Calpe, fue sacado de su casa en Benisa por los milicianos arrancándolo de los brazos de su madre, y en las afueras del pueblo fue torturado horrorosamente, afirmando otras personas de Benisa que oyeron los ayes y confesiones de fe y jaculatorias que el mártir repetía. Sus verdugos, comprobando su inquebrantable fe, antes de asesinarle y dejarlo tendido en una cuneta, le amputaron los órganos viriles tras haberle sometido a muchas vejaciones y burlas.
¡Beato Francisco Sendra, ruega por nosotros!
ÁRBOL
¡Oh cruz fiel, árbol único en nobleza!
Jamás el bosque dio mejor tributo
en hoja, en flor y en fruto.
¡Dulces clavos! ¡Dulce árbol donde la Vida empieza
con un peso tan dulce en su corteza!
Cantemos la nobleza de esta guerra,
el triunfo de la sangre y del madero;
y un Redentor, que en trance de Cordero,
sacrificado en cruz, salvó la tierra.
Dolido mi Señor por el fracaso
de Adán, que mordió muerte en la manzana,
otro árbol señaló, de flor humana,
que reparase el daño paso a paso.
Y así dijo el Señor: "¡Vuelva la Vida,
y que el Amor redima la condena!"
La gracia está en el fondo de la pena,
y la salud naciendo de la herida.
¡Oh plenitud del tiempo consumado!
Del seno de Dios Padre en que vivía,
ved la Palabra entrando por María
en el misterio mismo del pecado.
¿Quién vio en más estrechez gloria más plena,
y a Dios como el menor de los humanos?
Llorando en el pesebre, pies y manos
le faja una doncella nazarena.
En plenitud de vida y de sendero,
dio el paso hacia la muerte porque él quiso.
Mirad de par en par el paraíso
abierto por la fuerza de un Cordero.
Vinagre y sed la boca, apenas gime;
y, al golpe de los clavos y la lanza,
un mar de sangre fluye, inunda, avanza
por tierra, mar y cielo, y los redime.
Ablándate, madero, tronco abrupto
de duro corazón y fibra inerte;
doblégate a este peso y esta muerte
que cuelga de tus ramas como un fruto.
Tú, solo entre los árboles, crecido
para tender a Cristo en tu regazo;
tú, el arca que nos salva; tú, el abrazo
de Dios con los verdugos del Ungido.
Al Dios de los designios de la historia,
que es Padre, Hijo y Espíritu, alabanza;
al que en la cruz devuelve la esperanza
de toda salvación, honor y gloria. Amén.
(Himno de Laudes - Viernes Santo)
MANOS
Las manos de Jesús curaron y ayudaron a enfermos y necesitados. Las manos de Jesús nos ofrecieron su cuerpo y su sangre para que tengamos vida. Las manos de Jesús quedaron abiertas y extendidas como entrega de amor infinito por nosotros.
Nuestras manos son, ciertamente una maravilla, expresivas, hacendosas, pero frágiles. Las manos son dóciles, y se prestan a todo, también al mal. Hay manos que aplauden y manos que amenazan, manos que alagan y manos que abofetean. Las manos se prestan a todo: a construir y a destruir, a acariciar y a matar. Hay manos que ensucian, estropean y ajan cuanto tocan. Qué desastres si ponemos las cosas en malas manos, débiles y frágiles, o en manos duras y tiránicas.
El cristiano ha de tener mano firme, aunque siempre suave y amorosa. La suavidad y el amor son compatibles con la firmeza. Mano firme no es mano dura, ni mano tiránica ni dictatorial. Necesitamos hombres y mujeres de mano firme, de los que nos podamos fiar, a quienes podamos confiar asuntos serios.
Somos frágiles. Estamos rodeados de dificultades para mantener nuestra fe y la integridad de nuestra vida cristiana. Hoy muchos vuelven la espalda y se alejan del verdadero Dios, buscando otros dioses que ellos mismos fabrican. Del verdadero Dios ni hablar siquiera. Todo lo que no sea Él puede consentirse, todo puede aceptarse. Todo se vende: la inocencia, la fidelidad, el honor, la honestidad, el mismo juramento.
Busquemos fuerza en el Señor: ”Nuestro auxilio es el nombre del Señor”.”Baje a nosotros la bondad del Señor y haga prósperas las obras de nuestras manos”.”Los que esperan en el Señor renuevan sus fuerzas, les salen alas como de águila, corren sin cansarse, marchan sin fatigarse.” La Virgen María es la mano tendida de Dios a nuestra debilidad; “Oh Adonai, Dios fuerte: ven, alárganos tu mano y sálvanos.”
Dolorosa
No encuentro mejor modo de recorrer este camino cuaresmal de seguimiento de Jesús que acompañar a María en el camino de Dolores.
¡Vayamos también nosotros a Jerusalén a morir con Él!
Madre DOlorosa, Madre de Tormentos, bien llamada Corredentora de la humanidad. Tú cargaste en tu corazón con la ignominia que pesaba sobre tu Hijo, el pecado de toda la humanidad. Tú sentiste atravesar tu corazón por los millones de bebés arrancados de la vida por sus propias madres antes de nacer, por una humanidad denigrada, degenerada y perversa que permite el genocidio del hambre y el abandono de 1/3 de sus hermanos, por una ingente masa opresora de sus semejantes. Tú madre Dolorosa ante la miseria del mundo, ante inconmensurable angustia del pecado de toda la humanidad no desesperaste y confiaste en la Palabra que te fue dada por el Ángel.
Madre Dolorosa, Madre de Tormentos, permite a este miserable e indigno siervo tuyo acompañarte en tu camino de dolor, junto a Jesús, y enseñame a cargar con la cruz que me corresponde.
La Madre piadosa estaba junto
a la Cruz, y lloraba
mientras el Hijo pendía.
Cuya alma triste y llorosa,
traspasada y dolorosa,
fiero cuchillo tenía.
¡Oh, cuán triste y afligida
se vio la Madre escogida
de tantos tormentos llena.
Cuando triste contemplaba
y dolorosa miraba
del Hijo amado la pena!
Y ¿cuál hombre no lloraba
si a la Madre contemplara de Cristo,
en tanto dolor?
Y, ¿quién no se entristeciera,
piadosa Madre,
si os viera sujeta a tanto rigor?
Por los pecados del mundo
vio a Jesús en tan profundo tormento
la dulce Madre,
Y de Tu Hijo, Señora,
divide conmigo ahora
las que padeció por mí.
Hazme contigo llorar
y de veras lastimar
de sus penas mientras vivo.
Y que por mi Cristo amado
mi corazón abrasado
más viva en Él que conmigo.
Y porque amarte me anime
en mi corazón imprime las llagas
que tuvo en sí.
Y muriendo al Hijo amado
que rindió desamparado
el espíritu a Su Padre.
¡Oh Madre, fuente de amor,
hazme sentir tu dolor
para que llore contigo!
Porque cuando quede en calma
el cuerpo, vaya mi alma
a su eterna gloria. Amén.
(Rvdo. P. Juan S. Clá Díaz)
Diálogo
El diálogo de Dios con el hombre se realiza de una vez para siempre en Jesús de Nazaret. En el Misterio Pascual Dios habla al Hombre y se le revela en plenitud. Dentro de ese mismo Misterio el propio hombre en Cristo habla al Padre de una vez para siempre.
La Liturgia de las Horas nos invita a sumergirnos en la plenitud del misterio de Cristo y del diálogo de éste con el Padre. La oración de Cristo hombre al Padre es la oración universal de todo hombre a Dios que se explicita en la oración de la Iglesia.
La Liturgia de las Horas nos adentra en la misteriosa relación Trinitaria de la segunda persona, el Verbo, con el Padre. Meditar orando acerca de este misterio es continuar profundizando en el misterio fundamental del cristiano: la Eucaristía y la vocación del hombre a la participación de la vida divina.
El mundo, nuestro mundo, la vida de cada uno de nosotros, transformada cada día un poco más en Cristo, solo puede cobrar un sentido cristificado pleno y permanente a través de la oración, la oración de Cristo al Padre, realizada de una vez para siempre y presente entre nosotros a través del Oficio Divino.
GOLPES
Son muchos los golpes recibidos; los que seguimos recibiendo; y los que recibiremos. ¡Bendito sea el Señor si son siempre por Cristo y el Evangelio!
Hoy conmemoramos, como cada día, aquellos que públicamente supieron dar testimonio fiel sin que consideraran en más su propia vida:
- En Cesarea de Mauritania, hoy Argelia, san Arcadio, mártir, que se ocultó en tiempo de persecución, pero al ser detenido en su lugar un familiar suyo, se presentó espontáneamente al juez y, por negarse a sacrificar a los dioses, sufrió dolorosos tormentos hasta consumar su martirio.(304 d.c.)
- En Constantinopla, hoy Estambul, en Turquía, santos mártires Tigrio, presnítero, y Eutropio, lector, a los cuales, en tiempo del emperador Arcadio, se acusó falsamente de haber incendiado la iglesia principal y el palacio senatorial como reacción al destierro del obispo san Juan Crisóstomo, por lo que fueron sometidos al martirio bajo Optato, prefecto de la ciudad, partidario del culto a los falsos dioses y contrario a la religión cristiana. (406 d.c.)
- En Grenoble, en Burgundia, en la actual Francia, san Ferreolo, obispo y mártir, que fue asesinado a golpes por un sicario, mientras predicaba a la multitud. (659 d.c.)
- En Avrillé, cerca de Angers, en Francia, beato Antonio Fournier, mártir, que, artesano de oficio, fue fusilado durante la Revolución Francesa por su fidelidad a la Iglesia.(1794 d.c.)
VICTORIA
En esto consiste el amor a Dios: en que guar- demos sus mandamientos. Y sus man- damientos no son pesados, pues todo lo que ha nacido de Dios vence al mundo. Y lo que ha conseguido la victoria sobre el mundo es nuestra fe. ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?
Este fragmento de la Primera Carta de Juan nos presenta la vida en una sencillez que maravilla nuestra esperanza. Tanto que nos gusta complicar y liar las cosas, enrevesarlo todo con planes complejos y posibilidades azarosas. El fin de la vida del cristiano; el amor a Dios, en la esperanza cierta de que habiendo nacido de Dios por el Santo Bautismo, a Él pertenecemos y en el venceremos a pesar de tanto bache y caída. Porque al fin y al cabo lo que vence al mundo, lo que vence al mal no somos ni tu ni yo, ni nuestras pequeñas ni grandes acciones u oraciones; lo que vence al mundo y catapulta nuestra vida la amorosa eternidad del Padre Dios es la fe en Jesucristo, la confianza depositada en aquel que todo lo dió por nuestro amor.
El que cree que Jesús es el Hijo de Dios es el que vence al mundo.
¡Que maravillosa sencillez! ¡Que distinto haríamos todo si siempre la tuvieramos presente!
DOCILIDAD
Para concretar, aunque sea de una manera muy general, un estilo de vida que nos impulse a tratar al Espíritu Santo ‑y, con El, al Padre y al Hijo‑ y a tener familiaridad con el Paráclito, podemos fijarnos en tres realidades fundamentales: docilidad ‑repito‑, vida de oración, unión con la Cruz.
Docilidad, en primer lugar, porque el Espíritu Santo es quien, con sus inspiraciones, va dando tono sobrenatural a nuestros pensamientos, deseos y obras. El es quien nos empuja a adherirnos a la doctrina de Cristo y a asimilarla con profundidad, quien nos da luz para tomar conciencia de nuestra vocación personal y fuerza para realizar todo lo que Dios espera. Si somos dóciles al Espíritu Santo, la imagen de Cristo se irá formando cada vez más en nosotros e iremos así acercándonos cada día más a Dios Padre. Los que son llevados por el Espíritu de Dios, esos son hijos de Dios.
Si nos dejamos guiar por ese principio de vida presente en nosotros, que es el Espíritu Santo, nuestra vitalidad espiritual irá creciendo y nos abandonaremos en las manos de nuestro Padre Dios, con la misma espontaneidad y confianza con que un niño se arroja en los brazos de su padre. Si no os hacéis semejantes a los niños, no entraréis en el reino de los cielos, ha dicho el Señor. Viejo camino interior de infancia, siempre actual, que no es blandenguería, ni falta de sazón humana: es madurez sobrenatural, que nos hace profundizar en las maravillas del amor divino, reconocer nuestra pequeñez e identificar plenamente nuestra voluntad con la de Dios. (Es Cristo que pasa, 135)
DIRECTOR
Tú -piensas- tienes mucha personalidad: tus estudios -tus trabajos de investigación, tus publicaciones-, tu posición social -tus apellidos-, tus actuaciones políticas -los cargos que ocupas-, tu patrimonio..., tu edad, ¡ya no eres un niño!... Precisamente por todo eso necesitas más que otros un Director para tu alma.
(Camino, 63)
San José María Escribá de Balaguer
CHAPUZAS
Es difícil gritar al oído de cada uno con un trabajo silencioso, a través del buen cumplimiento de nuestras obligaciones de ciudadanos, para luego exigir nuestros derechos y ponerlos al servicio de la Iglesia y de la sociedad. Es difícil..., pero es muy eficaz.
No podemos ofrecer al Señor algo que, dentro de las pobres limitaciones humanas, no sea perfecto, sin tacha, efectuado atentamente también en los mínimos detalles: Dios no acepta las chapuzas. No presentaréis nada defectuoso, nos amonesta la Escritura Santa, pues no sería digno de El. Por eso, el trabajo de cada uno, esa labor que ocupa nuestras jornadas y energías, ha de ser una ofrenda digna para el Creador, operatio Dei, trabajo de Dios y para Dios: en una palabra, un quehacer cumplido, impecable.
S. José María Escrivá de Balaguer
SOLEDAD Y SILENCIO
Cuando hay silencio, en uno más que en otro, cada uno en la casa que esté atiende a su negocio, a lo que ha venido, que es a tratar de su aprovechamiento espiritual, y académico. Pero cuando no hay silencio, entonces son las quejas, los corrillos, las murmuraciones, las amistades particulares que se fomentan con esas conversaciones y familiaridades; entonces es perder tiempo y hacerlo peder a los otros; y otros muchos inconvenientes que de esto se siguen, cuando no hay el silencio debido, parece casa de seglares, luego si hay silencio parece un paraíso, entrando por la puerta huele todo a santidad, levanta el espíritu y mueve a devoción a los que entran, dirán, verdaderamente el Señor mora aquí: esta es casa de Dios.
La soledad y el silencio es necesaria mucho o poco, pero necesario, quieres reformar tu vida de oración, refórmese uno en el silencio y yo le doy por reformado.
Cuando hablamos muchos entonces hallamos en el examen haber caído en muchas culpas: El que guarda su boca guarda su alma.
De un antiguo libro de vida religiosa.