PACIENCIA DIVINA
Si no fuera por la inconmensurable paciencia de Dios, el ser humano hace tiempo que hubiera llegado al final de su historia.
Pero desde hace 2 milenios resulta que la historia del ser humano se ha fundido con la historia de Dios; y es Dios quien lo ha hecho.
Dios encarnado en la persona de Jesucristo es la esperanza de la humanidad. No hay otro más que Èl. En Jesucristo el ser humano es capacitado para alcanzar el destino divino para el que fue creado. Sin Jesucristo, el ser humano no es más que una criatura dèbil frente al pecado, embebida en el mundo y destinada a una muerte inesquivable e irremediable.
Pero que pocos acuden a Èl, a Jesús. Èl decidió quedarse con nosotros todos los días hasta la consumación de los tiempos. Jesucristo nos espera paciente en el Sagrario. Él lo decidió así, quedarse escondido en las especies del pan y del vino, Su Cuerpo y Su Sangre, para que todo el que cree en el tenga vida eterna, alcanzando para sí la manifestación plena del destino esperado para los Hijos de Dios.
Gracias Jesús por tu paciencia, gracias por no tener en cuenta nuestra indiferencia a tu presencia real en la Santa Eucaristía, gracias porque tu nombre ha sido nombrado sobre nosotros.
Alegría, paz y bien para todo aquel que cree en el Señor.
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