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HOY TEOLÓGICO - Alfonso Luis Calvente Ortiz

JESÚS

JESÚS

Caminamos en este tiempo de cuaresma hacia la contemplación y celebración del culmen de la Historia y la Creación: la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo.

 

Frente a Jesús de Nazaret, ese Judío que nació en el la provincia romana de Judea hace más de dos mil años, no caben términos medios.

 

La persona histórica de Jesús de Nazaret nos cuestiona a la humanidad una vez más, como lo ha hecho a lo largo de los últimos dos milenios:

"Yo soy el pan vivo bajado del cielo. El que coma de este pan vivirá eternamente; y el pan que yo daré es mi carne por la vida del mundo".

Yo soy de arriba. Vosotros sois de este mundo. Yo no soy de este mundo.

Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque muera, vivirá.

"¿Eres tú el mesías, el hijo del Bendito?". Jesús le dijo: "¡Yo soy!, y veréis al hijo del hombre sentado a la diestra del todopoderoso y venir entre las nubes del cielo".

 

Estas y otras afirmaciones salidas de la propia boca de Jesús no permiten la indiferencia o  diversos posicionamientos no comprometidos. Realmente, si no acepta la palabra de Jesús, si no se admite que Jesús de Nazaret el Hijo de Dios que se ha hecho hombre, no cabe otra opción que la de afirmar que se trata de una persona presa de la locura cuya muerte no tendrá el sentido redentor y de salvación que el anunciaba sino que supondrá simplemente el final de una historia más sin sentido.

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