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HOY TEOLÓGICO - Alfonso Luis Calvente Ortiz

LITURGIA

LITURGIA

Acabo de leer un libro estupendo. Creo que es de obligada lectura para todo reyente que desee descubrir, recuperar o mantener el profundo sentido que la liturgia tiene en la vida del católica y el insustituíble fundamento que conforma en el depósito y trasmisión de nuestra fe.

Todo lo que dijera sobre lo que he leído desvirtuaría de alguna manera el sentido preciso del autor. Solo indicar una realidad ineludible, por desgracia tan poco tenida en cuenta en nuestros días:

"En realidad es Jesucristo el que hace la sagrada liturgia con el Espíritu Santo".

Jamás he recomendado una lectura desde este blog. Aquí se impone más que una recomendación una exortación, y es que me veo obligado a ello.

 

¡Léanlo!

TESTIMONIOS

TESTIMONIOS

A veces, nos quejamos de la falta de testimonios cercanos. A veces, resulta que andamos ciegos, o a lo más, como burros con orejeras.

 

Claro que los testimonios a los que nos referimos son testimonios silenciosos, testimonios que si no miramos no llaman la atención. Testimonios humildes, callados en la entrega y la abnegación.

 

Creo que es importante mirar, encontrar y compartir.

 

Tantas personas cercanas que en el silencio y el anónimo proceder de sus vidas, dejan una senda de santidad para aquellos que deseen descubrirlas.

 

Tantas personas, ya quietos y callados sus cuerpos, que testimoniaron hasta la entrega de sus vidas el abandono en Cristo y su fidelidad a la Iglesia.

 

El beato Francisco Sendra Ivars, presbítero, es una de ellas. Enterrado a pocos kilómetros de mi pueblo natal, martirizado por la fe otros pocos kilómetros más allá. Treinta y siete años le llevaron junto a María a los pies de la Cruz.

 

El día 4 de Septiembre del año 1936, el cura de Calpe, fue sacado de su casa en Benisa por los milicianos arrancándolo de los brazos de su madre, y en las afueras del pueblo fue torturado horrorosamente, afirmando otras personas de Benisa que oyeron los ayes y confesiones de fe y jaculatorias que el mártir repetía. Sus verdugos, comprobando su inquebrantable fe, antes de asesinarle y dejarlo tendido en una cuneta, le amputaron los órganos viriles tras haberle sometido a muchas vejaciones y burlas.

 

¡Beato Francisco Sendra, ruega por nosotros!

Toros

Toros

De pequeño me gustaban los toros. Nunca me entusiasmaron, pero me gustaban. Quizás porque desde que tuve uso de razón y durante algunas temporadas acompañe a mi padre, que Dios lo tenga en su gloria, a las corridas veraniegas que se celebraban en la plaza de toros de Benidorm.

 

Claro, mi padre era veterinario, sí también el veterinario de la plaza. A veces nos llevaba, a mi y mis hermanos, el día anterior a ver la revisión de los toros en chiqueros. Despues de las corridas, siempre bajaba al callejón a ver que podía encontrar; me hacía mucha ilusión encontrar algún objeto olvidado ó deshechado (recuerdo una banderilla rota). Incluso recuerdo que entraba en el matadero de la plaza y, aún con la oposición de mi padre, me escurría para ver como deshollaban y cuarteban a los animales.

 

Ahora, formado como persona, con facultar pura de razón, y a pesar de la nostalgia de mi infancia y los buenos sabores que me trae, no puedo sino estimar como barbarie injustificable la tortura, maltrato y vejación de un animal para diversión y entretenimiento de unos, provecho de pocos y lucimiento de diestros.  

 

La pura razón no puede sino condenar una práctica basada en el sufrimiento, abuso y denigración de un animal, que por otro lado no lo merecería en modo alguno por su nobleza, temple y bravura, para espectáculo y diversión de los más ufanos defensores de la fiesta ensangrentada.

 

Cuanto más si nuestra mirada se torna en mirada cristificada; si nuestro parecer debiera amoldarse al parecer de Jesucristo; si nuestra condición fuera bondadosa, amable y misericorde.

 

A modo de cristiana documentación reproduzco un fragmento del artículo publicado por Armando Rubén Puente (AICA 16/8/10):

 

 Condenas de los Papas
     Pero fue a mediados del siglo XVI cuando los Papas las condenaron.

     En 1567 san Pío V decretó en la bula “De salutis gregis dominici” que quienes participaran o presenciaran las corridas de toros incurrían automáticamente (“latae sententiae”) en la pena de excomunión.

     Pocos años después, en 1575, ante la reacción de las autoridades en los reinos dependientes de la poderosa corona española  –Castilla, León, Nápoles y Portugal–  que interpretan que el documento pontificio era un ataque a España y una muestra de la “incomprensión” de su “historia y su cultura”, Gregorio XIII moderó el riguroso decreto de su antecesor en el breve “Exponis nobis super”, excluyendo de la excomunión a los laicos que presenciaran el espectáculo, y reservando la sanción solo a los sacerdotes y religiosos.

     Ocho años más tarde, Sixto V volvió a poner en pleno vigor la bula de san Pío V, haciéndose eco de las denuncias de obispos y teólogos españoles acerca de los abusos interpretativos con los que se aplicaba la bula de Gregorio XIII.

     En 1596 Clemente VIII en un nuevo documento, “Suspectus numerus”, levantó todos los anatemas y censuras, reservándolas exclusivamente a los frailes de las órdenes mendicantes.

     Tantos documentos contradictorios originaron durante medio siglo un enorme revuelo, crearon un ambiente apasionado y causaron la desorientación entre los católicos. En ese período Santo Tomás de Villanueva y San Juan de Ávila escribieron condenándolas por “el riesgo de muerte al que se exponen voluntariamente los caballeros que intervienen en ella y los peones que los ayudan” y “la crueldad inútil” y “brutalidad” con que tratan a los animales. Son “restos de antiguas barbaries de siglos pasados, que siguen causando muchas muertes”.

     En 1590 un canónigo de la catedral de Toledo decía: “Es el más peligroso de los espectáculos, donde mueren y se ve morir hombres y se cometen más excesos y pecados”. Y sin embargo, “a pesar de las prohibiciones papales, se siguen corriendo los toros como antes”.

REAL

REAL

EL MUNDO REAL ES EL DEL 80% DE LA POBLACIÓN MUNDIAL QUE MAL VIVE CON EL 15% DE LAS RIQUEZAS DE NUESTRO PLANETA. EL MUNDO REAL ES EL DE LOS 220 CONFLICTOS ARMADOS EN EL MUNDO QUE EN LOS ÚLTIMOS 50 AÑOS HAN DEJADO 87 MILLONES DE MUERTOS Y MUCHOS MILLONES MÁS SUFRIENDO VIOLACIONES EN SUS DERECHOS HUMANOS FUNDAMENTALES.

 

 (Elias López S.J.)

Asunción

Asunción

Hoy es Domingo 15 de Agosto día de la Asunción de Nuestra Sra. la Virgen María, Madre de Dios y Madre Nuestra. Este pueblo que a lo largo de los siglos a venerado, honrado y defendido los misterios de la Santa Madre de Jesucristo, hoy renueva con ferviente esperanza los votos de devoción y entrega a la purísima Virgen María.

 

Algunos se enfrentan a problemas a la hora de asumir en sus vidas los misterios que la Iglesia nos presenta como verdades de fe. Nunca entenderé como se puede aceptar el misterio más grande y poner pegas, problemas y objeciones a misterios que frente al gran misterio de Dios y su encarnación, quedan como gota de agua diluída en el gran océano.

 

El depósito de la fe llega intacto hasta nuestras manos, accede en nuestra inteligencia y penetra en nuestros corazones como alimento que recibimos de la Esposa engalanada con la sangre de los mártires. Así, fiel al sentir y a la fe testimoniada desde los primeros tiempos, el papa Pío doce, de feliz memoria, en la Constitución Apostólica Munificentíssimus Deus proclamaba:

 

"La augusta Madre de Dios, unida a Jesucristo de modo arcano, desde toda la eternidad, por un mismo y único decreto de predestinación, inmaculada en su concepción, virgen integérrima en su divina maternidad, asociada generosamente a la obra del divino Redentor, que obtuvo un pleno triunfo sobre el pecado y sus consecuencias, alcanzó finalmente, como suprema coronación de todos sus privilegios, el ser preservada inmune de la corrupción del sepulcro y, a imitación de su Hijo, vencida la muerte, ser llevada en cuerpo y alma a la gloria celestial, para resplandecer allí como reina a la derecha de su Hijo, el rey inmortal de los siglos."

DIFICULTADES

DIFICULTADES

Hace unos días, en una sana tertulia de sobremesa, hablábamos sobre las dificultades actuales de la pastoral y la alarmista tendencia a la increencia y secularización social. Mi postura es clara, y allí donde estoy la mantengo, Cristo venció de una vez para siempre, y su victoria comenzó clavado en un madero y abandonado de todos salvo de su Madre, una pobre mujer cargada de muchos problemas y un joven desconcertado y desconsolado que contemplaba el fracaso de su maestro.

 

Todos reconocemos a las dificultades a las que nos enfrentamos en el presente, pero, ¿cuándo no han habido dificultades? ¿podemos pensar que nuestras dificultades hoy, como Testigos de Cristo, son mayores que las sufridas por semejantes en cualquier tiempo pasado?

 

Solo recordar un suceso que un amigo me remitía recientemente:"El 25 de agosto de 1936 nuestra catedral fue incendiada, dos días duró el fuego. Y la Cruz, como era de hierro, con obuses la destrozaron. Desde el viernes 30 de julio de 2010, la Cruz vuelve a estar en su sitio. Es verdad los que nos dice el Señor: "No temas, pequeño rebaño".

 

 

 

ALEGRÍA

ALEGRÍA

La alegría es un más que un simple sentimiento. La alegría es más que una actitud o una disposición. Alegría no es la simple respuesta emocional a cosas gratas o agradables.

 

Hay una Alegría, sí, con mayúsculas. Es la Alegría que ofrece la simpleza de estar vivo , de sentirse querido, amado. Es la Alegría del que da sin esperar nada a cambio. Es una Alegría fundamentada en el propio valor de la Vida, insuperable, inabarcable. Es la Alegría de la luz que disipa las tinieblas. Es la Alegría de la mansedumbre, de la esperanza, del que se sabe rescatado, protegido, defendido, salvado.

 

Es Jesucristo nuestra Alegría. Sí, ya lo he dicho, es más que una disposición, un sentimiento o una actitud. Es la propia vida que somos, creados, vivos. Descubrir la alegría de la criatura amada, de la criatura que indescriptiblemente amada es asumida por el Creador hasta el punto en que la funde con Él mismo como en nueva Criatura, esta vez con Vida, sí también con mayúsculas.

 

Cristo es la Alegría del alma del Padre (Is.), gozo y Alegría de María (Mt 1,14),  Él completa nuestra Alegría (Jn 15,11), Alegría que ya nadie nos puede arrebatar (Jn 16,22).

 

Así gozamos de la alegría que mueve la esperanza en nuestros corazones. Alegría fruto del Espíritu de Jesucristo que junto con el amor, la paz, generosidad, benignidad, bondad y fe debemos acoger en nuestras vidas.

 

Alegría que Jesucristo nos ha dado y que el mundo pretende arrebatarnos a través del desprecio a la vida, y vida de los más inocentes. Alegría que sólo por quien procede es alegría imperecedera que sobrepasa cualquier injusticia e iniquidad. 

 

GOL

GOL

Algunos de mis conocidos se sorprenden del entusiasmo que me ha suscitado la victoria de España en este campeonato del mundo.

 

Sí, estoy más que entusiasmado. Este campeonato del mundo es mucho más que una victoria a nivel deportivo que pueda ser interpretada como un logro social deportivo de alto nivel.

 

Cuando uno vive en referencia a Dios no puede sino interpretar todos los acontecimientos en referecia a Aquél que todo lo tiene presente. El gol de Iniesta, ese simple alargamiento de pierna que impulsa un esférico dentro de la portería de aquellos que otra hora se opusieran a nuestras picas, a sido más que un gol, es más que un campeonato del mundo, es un acontecimiento histórico que a dado la fuerza e ilusión a un pueblo, adormecido por la desidia y el relativismo impuesto, para volver a reconocerse a sí mismo y así valientemente expresarlo.

 

¡Soy Español! Es el grito unánime de un pueblo que ha visto y sentido en su espíritu el clamor de la trascendencia de ser, y de ser español con todo lo que ello con lleva; a pesar de aquellos que inicuamente empecinados en el error perseveran en la fatal negación del espíritu histórico de España. Hoy, por encima de signos políticos, por encima de coacionés y represiones, más allá de vanas interpretaciones, ser español recobra su genuíno sentido trascendental. Sí, pertenecemos a esta gran comunidad humana con todo lo que ello representa, de bueno para engrandecerlo y de malo para aprender de aquellos fatales errores. Con nuestra historia, con nuestra gallardía, con nuestra plural cultura, con nuestros pueblos, con nuestra religión, con todos y cada uno de los logros personales y colectivos conseguidos a lo largo de tantos siglos de historia.

 

¿Cómo no ver en ello un signo de los tiempos? ¿Cómo no interpretar un gol, un partido, un acontecimiento, que aunque en sí insignificante enardece y recupera el espíritu conmovido de un pueblo? ¿Cómo pretender que Dios nada tiene que ver en el conmovible corazón de tantos que, fuera de lógica razón deportiva, exaltan la historia que tan señaladamente a mirado al que todo lo trasciende?

 

Y es que a pesar de que el intelecto y la carne pueden ser entumecidos por la sin razón de irracionales ideologías o por la ilusoria satisfacción de la sobre abundancia pasajera, el espíritu indoblegable siempre gime por su creador. Y es que, este espíritu, nuestro espíritu español gemía con brutal fuerza ante la desgarradora mutilación a la que los nacionalismos exacerbados y las inmorales propuestas relativistas lo estaban sometiendo en las úntimas décadas.

 

España, si España, ya comenzó a forjarse en el traicionado corazón de D. Rodrigo, estandarte que enardecería el espíritu de D. Pelayo, hierro y sangre de los Católicos, corazón de América, defensora de la Concepción Inmaculada. España borbónica y España Carlista; España republicana y España monárquica, España de Dictaduras y España de democracias; España de cruentos crímenes y España de heróicos salvadores; España de Santos y España de ruínes; España de Españas; España nuestra, de los españoles; España de todos lo que desean amarla; España de Dios y del Ángel de España.

 

MAR

MAR

Cuando transcurrimos en el día a día de nuestras vidas, envueltos en las tormentosas vicisitudes cotidianas, capeando temporales , estresados y agobiados por tantas vías de agua, corremos el grave riesgo de perder rumbo si acaso no zarpamo ya con rumbo perdido.

 

El Cardenal Óscar A. Rodríguez Maradiaga nos presenta un símil muy útil, si es que, de verás, podemos alcanzar el puerto de la reflexión y tenemos el tiempo que necesitamos para preparar la travesía.

 

En estas nuestras vidas nos ha tocado navegar en esta sociedad que conformamos, sociedad que nos envuelve y en la que nos desenvolvemos. Y tal como le aconsejaba el marinero a Mons. Madariaga "es preciso conocer el mar por el que se navega."

 

El Cardenal nos transmite que: esta sociedad "es un mar agitado bajo el signo de la globalización, de la divinización del mercado, de la brecha entre ricos y pobres, de la agonía de los valores, del olvido de Dios, del intento de fabricarse un dios a la medida de nuestras debilidades, un dios cómplice de nuestra incapacidad de ser auténticamente humanos; una sociedad basada en el hedonismo, a través del cual intentamos tan sólo satisfacer las dimensiones de la supervivencia y del goce, sin darnos cuenta de que estamos convocados a la felicidad y a la alegría de ser partícipes de la creación de un mundo nuevo. "

 

"La sociedad es como un mar proceloso que se agita con la violencia, con el odio, con la guerra preventiva, con el costo social representado por la muerte de tantos inocentes que caen bajo el imerio del terrorismo ofensivo, que toca las fibras más bajas de la supervivencia y despierta el terrorismo defensivo que responde con igual o mayor violencia por los daños recibidos. Una sociedad agitada por la inseguridad. Un ser humano abatido por la falte de certezas. Un individuo que no sabe qué creer ni a quién creer."

 

"Una sociedad tempestuosa que levanta olas cargadas de peligro a través de los medios de comunicación, a través de la fácil prostitución de jóvenes, a través de un comercio de ilusiones que abre caminos permanentes deconsumo a las muy diversas drogas que se ofrecen en el mercado. Una mar indefinida e indefinible, una sociedad como la nuestra olvidada de su origen divino e ignorante de que estamos convocados a la vida eterna."

 

"Una sociedad cargada de corrupción, de acumulación por parte de unos de aquellos recursos que debieran servir para la satisfacción de todos. Una sociedad tempestuosa donde los individuos están convocados no sólo a vender su alma, sino a venderse a si mismo al mejor y transitorio postor."

"Una sociedad que convierte l muerte en un derecho, y lucha por instalar el aborto, la eutanasia, la venta de órganos, como si fueran todos ellos un obligado servicio que debe ser protegido. Una sociedad que después de 2000 años de cristianismo, tiene que observar que el 60% de los seres humanos presentes en el mundo vive en la miseria, defendiéndose tada día por tomar, debajo de la mesa del rico epulón, las migajas que le permitan continuar a su servicio."

 

 Y este es el mar por el que transita nuestras vidas. Y este es el mar donde, como Pedro, nos encontramos con el Resucitado que nos llama a seguirle aún por encima de las turbulentas aguas.

SOHUCIEDAD

SOHUCIEDAD

Una sociedad con varios millones de parados, que mata impune y sistemáticamente a sus hijos más inocentes, que administra la justicia según los colores políticos, que miente con descaro y desde las más altas instancias, que viola los pactos más sagrados, que fomenta el odio y el enfrentamiento entre sus miembros, que impide el ejercicio libre de la religión, que destruye la inocencia de los niños desde su más tierna edad, que azuza las pasiones de los jóvenes, que niega que haya acciones buenas y malas con independencia de tiempo y circunstancias, que convierte la escuela en un instrumento ideológico y el poder político en trampolín para el enriquecimiento personal y el medro de los suyos, que se empeña en no tener hijos, en una palabra, una sociedad cuarteada en sus estructuras básicas y removida en sus cimientos éticos es una sociedad decadente y enferma de extrema gravedad.

Si tal sociedad fuese creación de un pesimista empedernido o fruto de una imaginación febril, no causaría ningún tipo de preocupación y hasta podría convertirse en objeto de estudio y reflexión. Pero si esa sociedad es la nuestra, si es el ámbito en el que vivimos el día a día de nuestro trabajo, de nuestra familia, de nuestras amistades, de nuestros proyectos y de nuestras aspiraciones, entonces las cosas adquieren un dramatismo inusitado y necesita que le apliquemos de inmediato un remedio radical. Por desgracia, esto es lo que nos ocurre a nosotros. Porque la actual sociedad española es la sociedad decadente y gravemente enferma que he descrito antes. Porque en ella conviven y coexisten todas las lacras denunciadas. Y, además, hasta parte de los mismos eclesiásticos no están a la altura de su misión.

Pero esta sociedad, precisamente porque es la nuestra, no debe ser mirada con desinterés, desprecio u odio. Tampoco con un buenismo enfermizo. Necesita ser amada, pero para ser renovada. Ahora bien, dado que las enfermedades que la aquejan son muy graves y tienen carácter de metástasis generalizada, no podemos aplicarle una cataplasma. Y cataplasmas serían todos los remedios que no contemplen una profunda regeneración ética de cuantos formamos parte de esa sociedad. Las estructuras son posteriores al uso y abuso de nuestra libertad. Por eso, ni la justicia, ni la política, ni la escuela, ni la familia, ni la convivencia, ni la economía, ni las finanzas saldrán de la situación calamitosa en que se encuentran si las personas que son jueces, políticos, profesores, economistas, financieros, periodistas y cónyuges no cambian. En caso contrario, haríamos bueno lo que el refranero español sentenció con extraordinaria justeza y sencillez de formulación: “Distintos perros con los mismos collares”. Si quien está enfermo es el perro –la sociedad- es inútil cambiar el material y color de los collares –instituciones y estructuras sociales-. Hay que cambiar a las personas.

Por eso, lo que ahora necesitamos en España con absoluta urgencia es volver a Dios. Tenemos, ciertamente, hambre de pan –paro alarmante–, de cultura –bajísimos niveles educativos–, de bienestar –más y mejores coberturas sociales–. Pero la necesidad más urgente y general es reconocer que tenemos que dar un cambio ético radical, salir de nuestro egoísmo y entrar en la lógica del don, de la gratuidad, de la solidaridad, del respeto mutuo, de la paz social y familiar, de los conceptos de bien y de verdad. Digámoslo claramente: necesitamos reconocernos pecadores, acudir al perdón y reiniciar el camino del bien y de la verdad.

Lo decía san Juan Crisóstomo con su acostumbrada belleza: “Necesitamos confesar nuestros pecados y derramar muchas lágrimas, porque estamos pecando sin remordimiento, porque nuestros pecados son grandes”. La Cuaresma, que acaba de empezar, es una oportunidad de oro. Para todos: ciudadanos, cristianos, eclesiásticos.

+ Francisco Gil Hellín, Arzobispo de Burgos

PERDEDORES

PERDEDORES

Perdedores de batallas en una guerra que está ganada.

 

A falta del armisticio final, la guerra entre el bien y el mal, entre la luz y la oscuridad, entre la verdad y la mentira, entre Cristo y el mundo, fue ganada por Cristo en la Cruz. Prueba contundente de la Victoria es la Resurrección de Jesús.

 

A pesar de esto, los cristianos, soldados de la luz, nos sentimos en demasiadas ocasiones perdedores, perdemos demasiadas batallas en esta guerra que ya fue ganada de una vez para siempre. La Victoria de Cristo es nuestra Victoria. A pesar de nuestras debilidades, a pesar de tantas caídas, a pesar de nuestra cobardía y pusilanimidad.

 

¡Somos vencedores en Cristo, Rey de Reyes!

 

RETIRO

RETIRO

Como todo, en la vida del ser humano, si no cultivamos, cuidamos y preparamos el espíritu, éste no se desarrollará adecuadamente. La vida espiritual es consecuencia de la atención prestada a esta dimensión constitutiva de nuestra persona.

 

Comienzo hoy un retiro espiritual de 4 días. El camino hacia la diaconía perfecta en Jesucristo es arduo y difícil, su meta inalcanzable. Pero a pesar de las dificultades, la voluntad personal y la gracia del Espíritu confortan la vida del seguidor del Resucitado.

 

Unos días de retiro con Jesús en el desierto. ¡Qué gran regalo del cielo! ¡Que gran regalo de todos aquellos que contribuyen a que esto sea posible!

 

El espíritu debe mantenerse firme en la tempestad de nuestros días. Por ello, es necesario, más que nunca, dedicar el tiempo menester para el cuidado y preparación de nuestro espíritu. ¿Cómo sino gobernar la nave de nuestras vidas en medio del temporal que azota a nuestra amada?

PECADO

PECADO

El pecado es algo siempre terrible para el ser humano. El pecado nefando es siempre de obligada repulsa y de inexcusable condena, cuanto más, si proviene de los propios pastores y "testigos" de la esperanza de salvación. Pero el pecado, hemos de reconocer que es intrínsico al ser humano, es más podríamos decir que lo caracteríza desde sus orígenes, y que solo a través de Cristo es posible la remisión y la contemplación del humano sin pecado.

 

Pero cuando el pecado que azota a toda estructura y organización humana, se encuentra escandalosamente entre aquellos que se deben a su denuncia y prevención, sin dejar de condenar y reprender con mayor autoridad y rigor, no podemos permitir que se utilice como flagelo sobre Cristo y su Iglesia.

 

El pecado de perversión, abuso y explotación de menores es deleznable, degradante y miserable, cuanto más si proviene de un pastor que debe cuidar y preservar a su grey. Pero resulta que este pecado, esta perversión humana no encuentra su origen y razón en la religiosidad o en el estado de vida del que miserablemente cae en él.

 

Los datos son claros, sólo un 0,02% de los abusos, perversiones y explotación de menores se da por parte de personas que ostentan un cargo o estado religioso. Del resto, el 99,98%, y siempre que hablamos de porcentajes minorizamos la gravedad de los asuntos, millones y millones de niños y niñas de nuestras sociedades y familias son pervertidos, explotados y utilizados sexualmente por personas ajenas al clero o a la profesión religiosa. Es más, si deseamos descubrir la abominación de esta realidad, descubriremos que el 80% de los actos pedofílicos se realizan por personas pertenecientes a la propia familia, o círculo muy cercano, del niño o niña. Papá, mamá, hermano, tío, padrino, vecina, amigo, etc. El resto, cerca de un 20% de los casos de abusos de menores se producen por personas externas al círculo familiar, profesores, monitores, guías, entrenadores, amistades, etc.

 

La deleznable realidad en que encontramos que una de cada cinco mujeres en su edad adulta y anónimamente reconocen haber sufrido abusos sexuales antes de cumplir los 20 años, y uno de cada ocho hombre idem de lo mismo, parece no importar a una sociedad mediatica que tan solo busca excusas para desprestigiar y desautorizar la voz de los sin voz.

 

Caiga toda la justicia sobre aquellos que escandalizan a uno de los más pequeños. Si, toda la justicia, pero sobre "todos". Y quiera con sinceridad de corazón, esta sociedad pervertida y sin rumbo, reconocer la magnitud de cada cancer que la consume y abordar con profundidad la reconversión que pueda hacerla cambiar. 

EXCOMUNIÓN

EXCOMUNIÓN

 

La excomunión "latae sententiae" es una pena canónica que automáticamente recae sobre el católico que conscientemente comete un grave pecado:

 

"La excomunión automática (latae sententiae) "de modo que incurre ipso facto en ella quien comete el delito". Se trata de delitos sumamente graves: apostasía, herejía o cisma. (Canon 1364); la violación directa del sacramento de la confesión por un sacerdote (Canon 1388); el procurar o participar en un aborto o la cooperación necesaria para que un aborto se lleve a cabo (CIC 2272; Ley Canónica 1398)."

 

Así pues, debemos precisar que todo aquél, sin excepción, que conscientemente ha promovido, votado, apoyado firmado, promulgado o sancionado la nefanda ley del aborto en España, de hecho, ipso facto, fue excomulgado en el momento en que realizó la acción, sin la que como cooperación necesaria, la ley no habría salido adelante y procurado el medio legal para llevar a cabo los cientos de miles de asesinatos de seres humanos no nacidos que se realizarán en los próximos años.

 

El Papa Juan Pablo II en la Encíclica "Evangelium Vitae", aclaró, dejando fuera todo género de dudas, el alcance de la pena de excomunión para el delito del aborto:

"La excomunión afecta a todos los que cometen este delito conociendo la pena, incluídos también aquellos cómplices sin cuya cooperación el delito no se hubiera producido."

¿Cuantos abortos se producirán en los prócimos años al amparo de esta ley? Cuantos bebés no nacidos hubieran visto la luz de la vida si nuestros políticos y gobernantes, y en particular nuestro monarca, no hubieran apoyado, legalizado y promulgado la abominación del asesinato del más débil y desprotegido?

 

¡Sólo pido a Dios que se arrepientan de sus acciones, se conviertan y busquen la salvación!

 

El Catecismo de la Iglesia Católica, fiel guía de la sana doctrina magisterial, sintetiza la repercusión del nefando delito del aborto:

 

2272 La cooperación formal a un aborto constituye una falta grave. La Iglesia sanciona con pena canónica de excomunión este delito contra la vida humana. "Quien procura el aborto, si éste se produce, incurre en excomunión latae sententiae" (CIC, can. 1398) es decir, "de modo que incurre ipso facto en ella quien comete el delito" (CIC, can 1314), en las condiciones previstas por el Derecho (cf CIC, can. 1323–24). Con esto la Iglesia no pretende restringir el ámbito de la misericordia; lo que hace es manifestar la gravedad del crimen cometido, el daño irreparable causado al inocente a quien se da muerte, a sus padres y a toda la sociedad.

 

CRUCIFIJO

CRUCIFIJO

Hoy he tenido mi segundo día de clase con un maravilloso 3º de la E.S.O después de las merecidas vacaciones de Semana Santa. El pasado Martes tuvimos una charlita sobre la resurrección de Jesús y la esperanza real cristiana de la resurrección de la carne. Hoy comenzamos a ver a traves de la lectura de algunas historias los 7 sacramentos. La verdad es que el grado de desculturización religiosa de los jóvenes es extremo, pero ese tema no es el que quiero presentar.

El aula que ocupo, la 125, es un aula compartida que Religión Católica utiliza los Martes y Jueves. En el aula no existen motivos religiosos a excepción de las cartulinas de los trabajos de Semana Santa de los chicos que colgué en las parades hace unas semanas.

Hoy, una vez más, el Señor me ha mostrado que va muy por delante de mis acciones y pensamientos. A media clase, cuando explicaba la especial acción de Dios en las personas a través de los sacramentos, uno de los alumnos me ha preguntado por qué no había un crucifijo en la clase, yo he argumentado las típicas razones multidisciplinares como la utilización del aula y demás, los alumnos me han pedido la presencia y presidencia de Cristo crucificado en nuestras clases. ¡Claro! Como negarme a la simpleza y sencillez de sus razonamientos. Será un crucifijo de pon y quita, sólo para las horas de Religión Católica, pero será nuestro crucifijo. La clase se ha comprometido a acudir fuera del horario escolar, como grupo, a la cercana parroquia de San Agustín a pedir al cura que bendiga el crucifijo que yo ahora he de conseguir.

¿Quién sabe lo que el Señor prepara a los que ama? Quizás alguno de ellos vuelva a encontrarse con Él después de aquella ya lejana primera y, de momento, última comunión.

PASCUA

PASCUA

¡Feliz Pascua!

 

¡Cristo Resucitó!

 

En verdad os deseo mucha felicidad. La resurrección de Jesucristo es un hecho real, histórico y carnal que se perpetúa a través de los siglos en los Sacramentos de la Iglesia que el mismo, el Resucitado, constituyó.

 

Cristo resucitado es el fundamento de la esperanza de todo cristiano. Cristo resucitado anuncia la Verdad a la Humanidad perdida y undida en su miseria. Cristo resucitado llama a todos a la vida divina de comunión en el Amor del Padre.

 

La dura carga que soportoron sus hombros, y que sigue de una vez para siempre soportando, se torna en esperanza y gozoso sentido metahistórico del Hombre.

 

A pesar del pecado. A pesar de la dura y tenebrosa miseria y perversión del ser humano, el resucitado alza sus brazos una vez más llamando a sí a todo hombre arrepentido y convertido a ser su testigo.

 

El encuentro con el resucitado en la vida de cada cristiano es fundamento de una vida coherente con la fe que profesamos.

 

¡Cristo ha resucitado! ¡Yo soy testigo de ello!

 

¿Y tú?

 

ÁRBOL

ÁRBOL

¡Oh cruz fiel, árbol único en nobleza!
Jamás el bosque dio mejor tributo
en hoja, en flor y en fruto.
¡Dulces clavos! ¡Dulce árbol donde la Vida empieza
con un peso tan dulce en su corteza!

Cantemos la nobleza de esta guerra,
el triunfo de la sangre y del madero;
y un Redentor, que en trance de Cordero,
sacrificado en cruz, salvó la tierra.

Dolido mi Señor por el fracaso
de Adán, que mordió muerte en la manzana,
otro árbol señaló, de flor humana,
que reparase el daño paso a paso.

Y así dijo el Señor: "¡Vuelva la Vida,
y que el Amor redima la condena!"
La gracia está en el fondo de la pena,
y la salud naciendo de la herida.

¡Oh plenitud del tiempo consumado!
Del seno de Dios Padre en que vivía,
ved la Palabra entrando por María
en el misterio mismo del pecado.

¿Quién vio en más estrechez gloria más plena,
y a Dios como el menor de los humanos?
Llorando en el pesebre, pies y manos
le faja una doncella nazarena.

En plenitud de vida y de sendero,
dio el paso hacia la muerte porque él quiso.
Mirad de par en par el paraíso
abierto por la fuerza de un Cordero.

Vinagre y sed la boca, apenas gime;
y, al golpe de los clavos y la lanza,
un mar de sangre fluye, inunda, avanza
por tierra, mar y cielo, y los redime.

Ablándate, madero, tronco abrupto
de duro corazón y fibra inerte;
doblégate a este peso y esta muerte
que cuelga de tus ramas como un fruto.

Tú, solo entre los árboles, crecido
para tender a Cristo en tu regazo;
tú, el arca que nos salva; tú, el abrazo
de Dios con los verdugos del Ungido.

Al Dios de los designios de la historia,
que es Padre, Hijo y Espíritu, alabanza;
al que en la cruz devuelve la esperanza
de toda salvación, honor y gloria. Amén.

 

(Himno de Laudes - Viernes Santo)

MANOS

MANOS

Las manos de Jesús curaron y ayudaron a enfermos y necesitados. Las manos de Jesús nos ofrecieron su cuerpo y su sangre para que tengamos vida. Las manos de Jesús quedaron abiertas y extendidas como entrega de amor infinito por nosotros.

Nuestras manos son, ciertamente una maravilla, expresivas, hacendosas, pero frágiles. Las manos son dóciles, y se prestan a todo, también al mal. Hay manos que aplauden y manos que amenazan, manos que alagan y manos que abofetean. Las manos se prestan a todo: a construir y a destruir, a acariciar y a matar. Hay manos que ensucian, estropean y ajan cuanto tocan. Qué desastres si ponemos las cosas en malas manos, débiles y frágiles, o en manos duras y tiránicas.

El cristiano ha de tener mano firme, aunque siempre suave y amorosa. La suavidad y el amor son compatibles con la firmeza. Mano firme no es mano dura, ni mano tiránica ni dictatorial. Necesitamos hombres y mujeres de mano firme, de los que nos podamos fiar, a quienes podamos confiar asuntos serios.

Somos frágiles. Estamos rodeados de dificultades para mantener nuestra fe y la integridad de nuestra vida cristiana. Hoy muchos vuelven la espalda y se alejan del verdadero Dios, buscando otros dioses que ellos mismos fabrican. Del verdadero Dios ni hablar siquiera. Todo lo que no sea Él puede consentirse, todo puede aceptarse. Todo se vende: la inocencia, la fidelidad, el honor, la honestidad, el mismo juramento.

Busquemos fuerza en el Señor: ”Nuestro auxilio es el nombre del Señor”.”Baje a nosotros la bondad del Señor y haga prósperas las obras de nuestras manos”.”Los que esperan en el Señor renuevan sus fuerzas, les salen alas como de águila, corren sin cansarse, marchan sin fatigarse.” La Virgen María es la mano tendida de Dios a nuestra debilidad; “Oh Adonai, Dios fuerte: ven, alárganos tu mano y sálvanos.”

 

RAMOS

RAMOS

 

Ramos de olivo y palma salen al encuentro de Jesús. Su entrada triunfal en Jerusalén es la entrada triunfal en los corazones de todos los hombres de buena voluntad. La Ciudad Santa recibe al Mesías y las gentes claman: "Hosana en las Alturas! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! Y si estos cayaran las piedras gritarían.

Ramos de palma y olivo que hoy portan lon incontables mártires no nacidos. Clamor de piedras como esta insignificante que escribe que gritan en la esperanza del Áltisimo, ante la abominación y el horror de una sociedad pervertida que como en Jerusalén entregará al peor de los suplicios al mayor de los inocentes.

Ramos de olivo y palma para aquellos dispuestos a dar su vida por el Amor.

 

AMOR

AMOR

" No hay amor más grande que él de aquél que da su vida por sus amigos."

 

Éste exultamte amor lo contemplamos en la Cruz de la que pende Cristo. El Amor más grande se realiza en el silencio, en la entrega humilde y en el perdón de los enemigos.

 

Así se realiza también el amor en los no natos. En el silencio de sus vidas abandonadas, entregadas de forma prematura a la muerte se realiza el amor más grande. El amor de un hijo por su madre, de un sujeto por sus amigos, el resto de la humanidad. Entrega de vidas inocentes como la de Jesús. Entega de vidas sin mancha, sin culpa, que silenciosa y humildemente se ven obligadas a renunciar a su plena realización. Vidas que sin lugar a dudas mueren perdonando, a sus madres que los eliminan, y a esta sociedad que ultraja el derecho a la vida de los más débiles y desamparados.

 

Amor con mayúsculas, Amor inocente y sin pecado, Amor por la vida, Amor adherido al Amor de Jesucrito que clama sin descanso: "¡Padre perdónales, Padre perdonales!"