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HOY TEOLÓGICO - Alfonso Luis Calvente Ortiz

Espiritual

En Manos de Dios

En Manos de Dios Cuando la vida avanza, cuando la meta se vislumbra, el anelo del alma se desvela como una necesidad trascendental.

La vida, fuera de las paternales y maternales manos de Dios, carece de un sentido último.

El mundo se desvive en su algarabía de espaldas a Dios. El sufrimiento humano es indeseable, se escuda, se esconde en un frenético devenir del hoy y ahora fuera de todo cuestionamiento serio de lo que será, de lo que quedará; es un hoy sin mañana.

Las cálidas manos de Dios nos acogen sin más condicionamiento que el amor. Sin Él nada es, nada somos, nada fuimos ynada seremos

EL AMOR DEL ALMA

EL AMOR DEL ALMA ¡Salvador del mundo: oh, amador de las almas; oh Señor, el más amable entre todas las cosas criadas! Vos habéis venido a ganar con el precio de vuestra sangre nuestros corazones, y con esto manifestáis el amor infinito con que nos amáis, dando la última mano a nuestra Redención que es para todos un piélago de bendiciones, que son el precio de vuestros inexplicables dolores y oprobios. Y Vos, a fin que quedase en nuestras almas la memoria de esta Pasión, instituisteis el Santísimo Sacramento de nuestros altares; Y a fin de que quedase una memoria perpetua de un beneficio tan grande entre nosotros, nos dió su cuerpo en comida (S.T. op.57). Todas las veces que comiereis de este pan, anunciaréis la muerte del Señor (I Cor 11,26). Vos, pues Señor, con este prodigio de amor habéis obtenido de tantas y tantas almas santas que, ardiendo en vivas llamas de vuestra caridad, renunciasen todos los bienes de la tierra y no se ocupasen mas que de amaros, ¡oh, amabilísimo Señor! Haced pues ¡oh, dulcísimo Jesús! que yo traiga continuamente en mi alma la memoria de vuestra Pasión;; haced sobre todo que yo, siendo un miserable pecador, confundido con todos los halagos de vuestra mansedumbre, aprenda y sepa amaros, y también poder manifestar mi gratitud y fineza por los inmensos beneficios que he recibido de vuestro amor.

Acordaos Señor, que soy una ovejilla, por cuya salud Vos bajasteis del cielo a la tierra y sacrificasteis vuestra vida. Se que vos, después que me habéis redimido con el precio infinito de vuestra muerte, me amáis del mismo modo, y que conserváis por mi la misma predilección que mostrasteis muriendo por mí. No permitáis ¡oh, Padre amoroso! que yo persevere ni un instante en la ingratitud hacia Vos, que sois digno de ser amado tan afectuosamente y que habéis hecho tantas cosas para que os amásemos.

Y Vos, ¡oh, Santísima Madre, Virgen María! Vos que con los dolores que sufristeis tenéis tanta parte en la Pasión de vuestro Hijo, ¡ay! por el mérito de estos mismos dolores, alcanzadme la gracia de experimentar a lo menos una parte de aquella compasión que os afligió tan vivamente en la muerte de Jesús, y que sienta dentro de mí mismo alguna centella del amor que formó todo el martirio de vuestro dolorido corazón.

"¡Oh, Señor mío Jesucristo! Que aquella fuerza abrasadora y meliflua de vuestro amor se empape dentro de mi alma, a fin de que muera con el amor de Vos mismo, ya que habeis querido morir por mi." (S. Franc. Ass. Or. 2)

San Alfonso María de Ligorio

¡Jesús crucificado!

Oración de San Pío V a Jesús crucificado



Jesucristo, mi Señor crucificado, Hijo de la Bienaventurada Virgen María, abre tus oídos y escúchame, así como escuchaste al Padre en el Monte Tabor.


Jesucristo, mi Señor crucificado, Hijo de la Bienaventurada Virgen María, abre tus ojos y mírame, así como miraste desde lo alto de la Cruz a tu Madre querida, afligida por el dolor.


Jesucristo, mi Señor crucificado, Hijo de la Bienaventurada Virgen María, abre tu boca y háblame, así como le hablaste a San Juan cuando le diste por hijo a tu Madre.


Jesucristo, mi Señor crucificado, Hijo de la Bienaventurada Virgen María, abre tus brazos sagrados y abrázame, así como los abriste sobre el árbol de la Cruz para abrazar al género humano.


Jesucristo, mi Señor crucificado, Hijo de la Bienaventurada Virgen María, abre tu corazón, recibe el mío y concédeme lo que te pido, si tal es tu Voluntad.


Amén


PASCUA Y.....

PASCUA Y.....
Vivimos la Pascua del Señor. Es decir, el paso de Dios por el mundo en la persona de Jesucristo.

Esta afirmación, apoyada en la fe, en la realidad histórica de la tumba vacía y en el testimonio veraz de aquellos que comieron y bebieron con Él tras la resurrección de Jesús, nos lleva a recordar que nuestras vidas están en la mano de Dios. Jesucristo es la Vida, vencedor de la muerte y vencedor del Mundo.

Nuestras vidas se descomponen ante los acontecimientos diarios, ante tantos problemas y preocupaciones que llegan a obsesionar a nuestra mente oscureciendo la vida interior y el alma misma.

"Quien quiera conservar la vida la perderá". Somos meros transeúntes en este Mundo. Nuestros años son efímeros, pero sin embargo nos aferramos a ellos, queremos encadenarnos al mundo y apoderarnos de él en una eternidad por naturaleza inalcanzable. 

Nos olvidamos completamente de quienes somos en verdad, de quienes, nuestros mayores, nos enseñaron a ser, regalándonos el ser Hijos de Dios por la gracia bautismal.

Peregrinos en este Mundo donde impera el egoísmo, la avaricia, la prepotencia y todo tipo de males, deseamos quedarnos en él, olvidando a Dios. Olvidando que esta gracia sobrenatural que nos han dado nos empuja a la verdad más profunda, y tan olvidada, de que somos y seremos para siempre, pero no en este mundo.

Como hijos de Dios que somos estamos llamados a la divinidad. Divinidad que ya se nos anticipa en los Sacramentos. Divinidad que se realizará en cada uno de los que confían en Jesucristo Redentor. Pues siendo hijos de Dios estamos llamados a ser dioses en el, para toda la eternidad, sobre una nueva Tierra y bajo un nuevo Cielo.

No hay que temer a aquello o aquellos que nos pueden arrebatar la vida, mas bien debemos temer a aquellos que, alejándonos de Cristo, nos pueden arrebatar el alma.

Y como decía nuestro amado Santo Hermano Pedro: "Acordaos hermanos que un alma tenemos, y si la perdemos no la recobramos".

Pues adelante, sin miedo a este Mundo al que ya venció Cristo. Sin miedo a perder esta vida, pues la recobraremos para siempre.

CORRIENTE DE TIEMPO.

CORRIENTE DE TIEMPO. La vida, al igual que el saber, e incluso del propio amor terreno, se va poco a poco escapando de nuestras mano, se escurren inevitablemente entre nuestros dedos. 

Tan solo la frescura de sentir tal manantial discurrir en nuestra vida, crea un álito, un impulso, una llamada que nos habla de Vida y ésta eterna. 

Si somos dóciles y humildes de corazón, y abrimos un espacio en nuestra agetreada y ocupada vida, para leer sobre la verdad de la historia y de uno mismo. Sin duda alguna Jesús, el Cristo de Israel, nos saldrá al encuentro. En ese instante deberemos decidir:

¿Mundo o Dios? 
¿Luz u Oscuridad? 
¿Amor o amargura? 
¿Salvación o perdición? 

Es Dios el que pasa, pidámosle que se quede con nosotros y habite en nuestro corazón. 

Sin duda alguna.

Sin duda alguna. Sin duda alguna todos hemos experimentado a lo largo de nuestra vida sucesos y acontecimientos que nos han conmovido, que nos han llenado de una profunda emoción, incluso de un estupor interior que ha paralizado nuestros sentidos y nos ha llevado a un estado que, más allá de los sentidos, se nos hace imposible explicar con palabras.

Cuando este tipo de acontecimiento o sucesos alcanzan una conciencia cierta de presencia o intervención, podemos, con los ojos de la fe, contemplar lo sobrenatural, lo metafísico; lo divino o celestial, si esa presencia o intervención, bajo el juicio de la recta razón, no lo desvelará de tal forma. 

La contemplación de lo divino es alcanzable a través de la elevación del alma y la mirada del espíritu. 

AVANZAR

AVANZAR

Avanzar en la vida sin saber realmente hacia donde se avanza, o si ciertamente se avanza o retrocede, o quizás permanezcamos estáticos mientras el mundo nos envuelve.


Toda disquisición y duda se disipa cuando el avanzar responde a un seguimiento, y el seguimiento es definitivo y seguro. Tal seguimiento, en toda su seguridad y plenitud no puede ser otro que el seguimiento de Jesucristo; "sólo Tú tienes palabras de vida eterna".


Tras Jesús avanzar significa alcanzar, alcanzarlo todo, y en plenitud. Tras Jesús, la vida no se escapa, no se nos echa encima, no se acaba ni se escurre entre los dedos; tras Jesús la vida alcanza la plenitud divina de vida eterna.


En ese sentido debemos avanzar, con la fuerza y la gracia del Espíritu Santo, que no nos permita desfallecer; AVANZAR sin descanso tras los pasos de Jesús

EXAMEN

EXAMEN

Que necesarios son esos altos en el camino. Parar y refugiarnos lejos de las miradas del mundo y lejos de las miradas al mundo, para mirar sólo nuestro reflejo en El. Tal como el Apóstol de las Gentes exhortaba a la comunidad de Corinto:


"Examinaos vosotros mismos si estáis en la fe. Probaos a vosotros mismos. ¿No reconocéis que Jesucristo está con vosotros? ¡A no ser que os encontréis reprobados!

 

Acercarnos a ese oasis en desierto que es el Sagrario; contemplar la maravilla de nuestro Dios hecho hombre, hecho Hostia. Reconocer a Jesús en nuestra vida, en nuestras acciones, en nuestras miradas y pensamientos, deseos, intenciones, proyectos. Reconocer a Jesús en el camino, o sentado a la mesa mientras partía el pan. O es que acaso, ¿No es Jesús el referente y Señor de mi vida?


SENTIDO

SENTIDO


Hoy he podido constatar el valor inconmensurable que descubrir el verdadero sentido de nuestras existencias da a nuestras vidas. Descubrir y redescubrir el valor del sufrimiento, del esfuerzo y la responsabilidad, es agrandar el alma para llenarla de amor vital.


Cuando en la vida no se logra más que acumular errores y desaciertos, cuando caído uno no encuentra sino la risa burlesca de los demás, es Él el que aparece, te tiende la mano y te ayuda a levantarte. Y si te has dado cuenta, ya no querrás soltar jamás la mano amiga de Aquél que nunca defrauda.


Y no esperes los aplausos de tantos que reían ante tu caída, de tantos que están dispuestos a hacer burla y regocijarse ante cada fracaso al que te enfrentes. Escucha con los oídos del corazón al que te susurra en el silencio y te ama, al que te ofrece los aplausos y vítores de miríadas de ángeles sin término, al que no conforme con morir una vez por ti se entrega renovadamente en cada Eucaristía.



Porque Jesús vive, está a tu lado, te tiende su mano y desea verte feliz.

SAN PATRICIO

SAN PATRICIO LA ARMADURA DE SAN PATRICIO

Me envuelvo en el día de hoy y ato a mí
una fuerza poderosa:
la invocación de la Santísima Trinidad
...y las Tres Divinas Personas.
Me envuelvo en el día de hoy y ato a mí
la fuerza de Jesucristo,
Hijo de María siempre Virgen,
con su bautismo,
la fuerza de su crucifixión y sepulcro,
la fuerza de su Resurrección y Ascensión
la fuerza de su vuelta en la Segunda Venida
para hacer Justicia.

Me envuelvo en el día de hoy
y ato a mí la fuerza del amor de los Querubines,
la obediencia de los Angeles,
el servicio de los Arcángeles,
la esperanza de la resurrección para el premio,
las oraciones de los patriarcas,
las profecías de los profetas,
las palabras de los apóstoles,
la fe de los mártires,
la inocencia de las santas vírgenes y
las buenas obras de los confesores.

Me envuelvo en el día de hoy
y ato a mí el amor maternal
y la pureza virginal de María Santísima,
hija de Dios Padre,
Madre de Dios Hijo
y esposa de Dios Espíritu Santo.

Me levanto hoy
y ato a mí el poder del cielo,
la luz del sol,
el brillo de la luna y de todos los demás astros,
el esplendor del fuego,
la velocidad del rayo,
la rapidez y ligereza del viento,
la profundidad de los mares,
la estabilidad y firmeza de la tierra
y la solidez de la roca.

Me envuelvo en el día de hoy
y ato a mí la fuerza de Dios para orientarme.
El poder de Dios para sostenerme,
la sabiduría de Dios para guiarme,
el ojo de Dios para prevenirme,
el oído de Dios para escucharme,
la palabra de Dios para apoyarme,
la mano de Dios para defenderme,
el camino de Dios para recibir mis pasos,
el escudo de Dios para protegerme,
los ejércitos de Dios para darme seguridad
contra las trampas de los demonios,
contra las tentaciones de los vicios,
contra las inclinaciones de la naturaleza,
contra todos aquellos que desean el mal,
de lejos o de cerca,
estando yo solo o en la multitud.

Convoco en el día de hoy a todas
esas fuerzas poderosas,
que están entre mí y el maligno:
contra las encantaciones de los falsos profetas,
contra las leyes negras del paganismo,
contra las leyes falsas de los herejes,
contra la astucia de la idolatría,
contra los conjuros de brujas, brujos y magos,
contra la curiosidad que daña el cuerpo
y el alma del hombre.

Invoco a Jesucristo que me proteja
en el día de hoy contra el veneno, el incendio,
el ahogo, las heridas,
para que yo pueda alcanzar
abundancia en premio.

Cristo conmigo,
Cristo delante de mí,
Cristo detrás de mí,
Cristo en mí,
Cristo sobre mí,
Cristo bajo mí,
Cristo a mi derecha,
Cristo a mi izquierda,
Cristo alrededor de mí,
Cristo en la anchura,
Cristo en la longitud,
Cristo en altura,
Cristo en la profundidad de mi corazón,
Cristo en el corazón y la mente de todos los hombres que piensan en mí,
Cristo en la boca de todos los que hablan de mí,
Cristo en todo ojo que me ve,
Cristo en todo oído que me escucha.

Me envuelvo en el día de hoy
en una fuerza poderosa:
la invocación de la Trinidad, la fe en las Tres Personas,
la confesión de la Unidad del Creador del Universo.


Del Señor es la salvación,
De Cristo es la salvación,
Tu salvación, Señor, esté siempre con nosotros.

Amén

MUERTE

MUERTE

Vuestra soy, para vos nací:

¿Que mandáis hacer de mí?

 

Soberana Majestad,

eyerna Sabiduría,

Bondad buena al alma mía;

Dios, Alteza, un Ser, Bondad:

La gran vileza mirad,

que hoy os canta amor así:

¿Qué mandais hacer de mí?

 

Vuestra soy, pues me criasteis;

vuestra, pues me redimisteis;

vuestra, pues que me sufristeis;

vuestra, pues que me llamasteis;

cuestra, porque me esperasteis;

vuestra, pues no me perdí;

¿Qué mandais hacer de mí?

 

Veis aquí mi corazón,

yo le pongo en vuestra palma:

mi cuerpo, mi vida y alma,

mis entrañas y aflición.

Dulce Esposo y Redención,

pues por vuestra me ofrecí:

¿Qué mandais hacer de mí?

 

Dadme muerte, dadme vida,

dad salud o enfermedad,

honra o deshonra me dad,

dadme guerra o paz crecida,

flaqueza o fuerza cumplida,

que a todo digo que sí:

¿Qué quereis hacer de mí?

 

Vivo sin vivir en mí,

y, tan alta vida espero,

que muero porque no muero.

 

Vivo ya fuera de mí,

después que muero de amor,

porque vivo en el Señor,

que me quiso para sí.

Cuando el corazón le di,

puso en él este letrero:

"Que muero porque no muero."

 

¡Ay, qué larga es esta vida!,

¡qué duros estos destierros!,

¡esta cárcel, estos hierros,

en que el alma está metida!

Sólo esperar la salida

me causa dolor tan fiero,

que muero porque no muero.

 

Vida, ¿qué puedo yo darle

a mi Dios que vive en mí,

si no es perderte a tí,

para mejor a Él gorarle?

Quiero muriendo alcanzarle,

pues a Él solo es al que quiero:

Que muero porque no muero.

RETIRO

RETIRO

Como todo, en la vida del ser humano, si no cultivamos, cuidamos y preparamos el espíritu, éste no se desarrollará adecuadamente. La vida espiritual es consecuencia de la atención prestada a esta dimensión constitutiva de nuestra persona.

 

Comienzo hoy un retiro espiritual de 4 días. El camino hacia la diaconía perfecta en Jesucristo es arduo y difícil, su meta inalcanzable. Pero a pesar de las dificultades, la voluntad personal y la gracia del Espíritu confortan la vida del seguidor del Resucitado.

 

Unos días de retiro con Jesús en el desierto. ¡Qué gran regalo del cielo! ¡Que gran regalo de todos aquellos que contribuyen a que esto sea posible!

 

El espíritu debe mantenerse firme en la tempestad de nuestros días. Por ello, es necesario, más que nunca, dedicar el tiempo menester para el cuidado y preparación de nuestro espíritu. ¿Cómo sino gobernar la nave de nuestras vidas en medio del temporal que azota a nuestra amada?

RAMOS

RAMOS

 

Ramos de olivo y palma salen al encuentro de Jesús. Su entrada triunfal en Jerusalén es la entrada triunfal en los corazones de todos los hombres de buena voluntad. La Ciudad Santa recibe al Mesías y las gentes claman: "Hosana en las Alturas! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! Y si estos cayaran las piedras gritarían.

Ramos de palma y olivo que hoy portan lon incontables mártires no nacidos. Clamor de piedras como esta insignificante que escribe que gritan en la esperanza del Áltisimo, ante la abominación y el horror de una sociedad pervertida que como en Jerusalén entregará al peor de los suplicios al mayor de los inocentes.

Ramos de olivo y palma para aquellos dispuestos a dar su vida por el Amor.

 

AMOR

AMOR

" No hay amor más grande que él de aquél que da su vida por sus amigos."

 

Éste exultamte amor lo contemplamos en la Cruz de la que pende Cristo. El Amor más grande se realiza en el silencio, en la entrega humilde y en el perdón de los enemigos.

 

Así se realiza también el amor en los no natos. En el silencio de sus vidas abandonadas, entregadas de forma prematura a la muerte se realiza el amor más grande. El amor de un hijo por su madre, de un sujeto por sus amigos, el resto de la humanidad. Entrega de vidas inocentes como la de Jesús. Entega de vidas sin mancha, sin culpa, que silenciosa y humildemente se ven obligadas a renunciar a su plena realización. Vidas que sin lugar a dudas mueren perdonando, a sus madres que los eliminan, y a esta sociedad que ultraja el derecho a la vida de los más débiles y desamparados.

 

Amor con mayúsculas, Amor inocente y sin pecado, Amor por la vida, Amor adherido al Amor de Jesucrito que clama sin descanso: "¡Padre perdónales, Padre perdonales!"

VIERNES

VIERNES

Viernes de Dolores. Es curioso como en esta Cuaresma se ha encontrado nuestra dulce y buena Madre María en dos advocaciones consecutivas en el calendario de este año y tan distantes en su historia terrenal.

   

Ayer celebramos el día de la Anunciación, el Ángel anunció a María y concibió por obra del espíritu Santo. Día de la Concepción virginal, día de la Encarnación del Verbo, nueve meses de espera para el nacimiento de nuestro bien y amor supremo. Tal día como ayer que dedicamos en favor de la vida, especialmente de la vida del concebido y no nacido.

 

 Hoy contemplamos a María en su trance doloroso. Contemplamos a María a los pies de la cruz de la que pende su hijo, nuestro Señor, sufriente y agonizante por el pecado del mundo.

  

Hoy contemplo en la unión de tan memorables misterios, un misterio si cabe mayor, el de Cristo no nacido, Cristo concebido, Cristo embrión, Cristo feto, Cristo no nato, Cristo solidario encarnado en todos aquellos no nacidos que ven sesgada su vida en las entrañas maternales. Contemplo a Cristo vivo en el seno de todas esas madres que han, están o van a abortar, y escucho aquellas palabras de suprema misericordia, también pronunciadas desde la cruz, y que hoy claman silenciosas desde todos los vientres de los seres humanos condenados antes de nacer: "Padre, perdónales porque no saben lo que hacen."

 

Madre de Dolores, llama, acompaña y recibe las almas de todos ellos sacrificados no nacidos; Madre de Dolores, llama, acompaña y transforma el corazón de sus madres; Madre de Dolores apiádate de todos nosotros que contemplamos impasibles el genocidio humano que se realiza a nuestro alrededor, y que como aquellos discípulos acobardados, permitimos ocultándonos en palabrerías y pocos testimonios vivos de verdaderos cristianos; Madre de Dolores, infúndenos el valor necesario para morir nosotros también con Cristo en el vientre de cada madre que decide eliminar a su hijo, que nuestra palabra y vida sea un testimonio radical por la vida y una oposición frontal al mal y al maligno que se ha enraizado en nuestra sociedad, hasta la muerte con Cristo, Madre de Dolores.

 

LUCIFER

LUCIFER

Hoy por hoy que pocos son los que toman en serio las artimañas del maligno y se preparan para combatirlas. Hace ya un tiempo que se viene diciendo que la mayor victoria del diablo es haber hecho creer a la humanidad de su inexistencia, de su alegórica referencia. Hoy creo que podemos decir más; la victoria en este campo está consumada. No es que no se crea en Satanás y los demonios, un día ángeles, hoy caídos; la gran victoria infernal se encuentra hoy en la absoluta indiferencia que sobre este tema se mantiene tanto fuera como dentro de la Iglesia, y ni que decir si nos referimos al campo teológico.

San Ignacio de Loyola en sus Ejercicios Espirituales pone de manifiesto el gran poder que Lucifer mantiene sobre los hombres. Este poder no se manifiesta a través de grandiosos portentos ni exóticos fenómenos. No nos alerta San Ignacio contra la Posesión, la Obsesión o la Infestación. San Ignacio hace referencia al sutil y mayor enemigo de la Humanidad: la Tentación. Tentación que fuera de lo que podemos creer tiene distintos modos de manifestarse en nuestras vidas. Es decir, los demonios, seres espirituales, tienen capacidad ordinaria de inferir en la vida humana en forma de tentaciones, pero dentro de este modo ordinario, la tentación tiene un gran cajón de herramientas con las que Lucifer y sus secuaces atentan contra la vida humana. San Ignacio nos explica que el demonio tienta con un espíritu determinado, espíritu de turbación, soberbia, agitación, obscuridad y tristeza.

Creo que esta Cuaresma es buen tiempo para adentrarnos en nuestro espíritu, tomar un tiempo para observar nuestra vida interior y descubrir y desvelar el espíritu con el que nuestro enemigo viene atacándonos más ferozmente. Observar la turbación de nuestra vida, la soberbia de nuestra mirada, la agitación de nuestra alma, la obscuridad de nuestra mente o la tristeza de nuestro corazón. Descubrir el ataque y poner los medios necesarios para la defensa.

De esta forma podremos poner en práctica la palabra del maestro de espiritualidad, cuando en el capítulo que dedica a la Bandera de Lucifer no trasmite: "Si te quiere hechar el cebo, tu que de esto sabes, abre bien los ojos y huye del anzuelo infernal, poque primero propondrá cosas al parecer no malas, tal vez necesarias, pero luego, con capa de necesidad, meterá la afición, y creciendo ésta, se desordenará el apetito y te llevará al pecado. Así, las que al principio eran redes, cuando se pintaban los objetos con bellos colores y cierta apariencia de honestidad, después que el corazón se haya aficionado, y cogido, y comprometido, se hacen cadenas difíciles de romper. De ahí tantas víctimas de la ambición, del falso honor del mundo, de las riquezas... tantas víctimas que bajan rodando hasta el abismo, arrastradas por las cadenas de los falsos bienes que el demonio promete... y con que engaña, fascina y seduce a los ciegos y miserables pecadores."