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HOY TEOLÓGICO - Alfonso Luis Calvente Ortiz

SUICIDIO

SUICIDIO

La noticia de que en nuestra nación la media de hijos por mujer es de 0,7 me ha llevado a la convicción que la sociedad actual, la sociedad española y por extensión la sociedad occidental ha decidido su suicidio. Ha decidido desaparecer, renunciando a su cultura, a su historia, a sus fundamentos y valores, de tal modo que negando la posibilidad de sostenimiento natalicio, como aquel que deprimido decide paulatinamente dejar de comer, se precipita a su extinción histórica.

 

Y esto es así; en una generación nuestra sociedad habrá visto reducida su población foranea en un 62%, en dos generaciones en un 87,5%. Es decir de 10 españoles (trasladense los datos a Canarios, Valencianos, Gallegos, Madrileños, etc) en una generación la población quedará reducida a 3 españoles y en dos generaciones a uno solo de cada 10 actuales.

 

Claro que muchos dicen que la inmigración suple la infame tasa de natalidad que mantenemos. Sí, bendita inmigración. Pero la realidad nos muestra irremediablemente que como sociedad y cultura hemos decidido nuestra desaparición. Si, nuestra cultura y sociedad a través de las próximas generaciones irá siendo trasformada, suplantada, por una nueva que poco o nada tendrá que ver con la cultura, valores e historia de nuestros padres, abuelos y ancestros. De hecho de seguir la tendencia actual sabemos que Holanda en el año 2025 aproximadamente tendrá cerca o más del 50% de su población de origen musulmán; la misma Europa se predice que para el 2040 será de mayoría musulmana.

 

Y es que desde la mal entendida paternidad responsable, mal predicada por algunos de nuestro pastores, y fatalmente aplicada por la mayoría de los cristianos, pasando por el asesinato indiscriminado de los no nacidos y por todas las prácticas y tendencias antinatalistas que propugnan nuestra cultura de la muerte, toda la actividad moral de nuestra sociedad actual se centra en su propia desaparición. Porque sino me dirán quienes son las que van a concebir, parir y criar a nuestros hijos, si las mujeres de hoy son llamadas a la insumisión maternal y a su realización mundana lejos de la natural vocación a la maternidad.

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