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HOY TEOLÓGICO - Alfonso Luis Calvente Ortiz

VIERNES

VIERNES

Viernes de Dolores. Es curioso como en esta Cuaresma se ha encontrado nuestra dulce y buena Madre María en dos advocaciones consecutivas en el calendario de este año y tan distantes en su historia terrenal.

   

Ayer celebramos el día de la Anunciación, el Ángel anunció a María y concibió por obra del espíritu Santo. Día de la Concepción virginal, día de la Encarnación del Verbo, nueve meses de espera para el nacimiento de nuestro bien y amor supremo. Tal día como ayer que dedicamos en favor de la vida, especialmente de la vida del concebido y no nacido.

 

 Hoy contemplamos a María en su trance doloroso. Contemplamos a María a los pies de la cruz de la que pende su hijo, nuestro Señor, sufriente y agonizante por el pecado del mundo.

  

Hoy contemplo en la unión de tan memorables misterios, un misterio si cabe mayor, el de Cristo no nacido, Cristo concebido, Cristo embrión, Cristo feto, Cristo no nato, Cristo solidario encarnado en todos aquellos no nacidos que ven sesgada su vida en las entrañas maternales. Contemplo a Cristo vivo en el seno de todas esas madres que han, están o van a abortar, y escucho aquellas palabras de suprema misericordia, también pronunciadas desde la cruz, y que hoy claman silenciosas desde todos los vientres de los seres humanos condenados antes de nacer: "Padre, perdónales porque no saben lo que hacen."

 

Madre de Dolores, llama, acompaña y recibe las almas de todos ellos sacrificados no nacidos; Madre de Dolores, llama, acompaña y transforma el corazón de sus madres; Madre de Dolores apiádate de todos nosotros que contemplamos impasibles el genocidio humano que se realiza a nuestro alrededor, y que como aquellos discípulos acobardados, permitimos ocultándonos en palabrerías y pocos testimonios vivos de verdaderos cristianos; Madre de Dolores, infúndenos el valor necesario para morir nosotros también con Cristo en el vientre de cada madre que decide eliminar a su hijo, que nuestra palabra y vida sea un testimonio radical por la vida y una oposición frontal al mal y al maligno que se ha enraizado en nuestra sociedad, hasta la muerte con Cristo, Madre de Dolores.

 

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