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HOY TEOLÓGICO - Alfonso Luis Calvente Ortiz

SEGUIDORES DE JESUCRISTO

SEGUIDORES DE JESUCRISTO Los cristianos, y específicamente los Católicos, descubrimos en Cristo Jesús a nuestro Dios y Señor. Por Él y en Él somos dignos discípulos de su Palabra.

Cómo discípulos de Cristo somos sembradores de paz y de esperanza. Somos dignos Hijos de Dios destinados a algo que ni ojo vio ni mente pudo imaginar. 

Nuestra esperanza descansa en Jesucristo. Él es el Camino, la Verdad y la Vida. Él es nuestro Señor y Maestro. Él es el amigo fiel que nunca falla.

Sin embargo, ha quedado patente, una vez más, que ante el peligro o las dificultades de la vida, nos convertimos en objetos y sembradores de miedo y de pánico, como aquellos discípulos que huyeron ante el peligro, dejando solo ha Jesús. Nos convertimos en seguidores del mundo, cargando con sus miedos, sus manipulaciones, sus histerismos y tanta inmundicia que genera en nosotros ese profundo miedo que niega la vida eterna y la divinización de nuestras almas.

"No tengáis miedo" dice el Señor. Pero ante este imperativo que nos comunica Jesucristo le abandonamos por temor; miedo que el mundo inyecta en nuestras venas, pánico que el diablo pretende en nuestras personas, para que sumidos en la oscuridad cerremos nuestros ojos a la Luz de Cristo, nuestros oídos a su Palabra y el resto de nuestros sentidos al sosiego y esperanza que el Espíritu Santo derrama sobre aquellos a quien Dios ama.

Pero en todo esto, nuestro pecado se engrandece sobre el de aquellos discípulos asustados. Nosotros, Católicos henchidos de Espíritu Santo, somos testigos de la resurrección de Jesucristo, somos partícipes de una tradición bañada en la sangre de los Santos, nos alimentamos del Cuerpo y la Sangre de Cristo, y nos confortamos en la fe que nos trasmitieron  nuestros padres, aunque a pesar de ello, huimos, negamos y nos sumergimos en la tenebrosa oscuridad del mundo participando de ella.

¿Somos seguidores de Jesús, de aquel Jesús que venció al Mundo, o somos meros advenedizos deseosos de participar de la funestas directrices de Mundo, de los placenteros deleites de la Carne y de los siniestros engaños del demonio?

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