VÍA
Hay tantas cosas que se pierden con el tiempo. Con el pasar de nuestros mayores desaparecen tantas historias y realidades que se desvanecen en el tiempo, y que impiden la percepción de la real historia humanizada.
D. Paco me contaba ayer como recordaba aquellos días del año 35 y comienzos del 36 donde allá en su pueblo canario fueron arrancadas las cruces de las escuelas, de las paredes y calles para haciendo un monton con todas ellas pegarles fuego en la plaza mayor. También recordaba D. Paco como las personas (pocas eran 3 ó 4) que acudían a la adoración eucarística diaria a aquella pequeña capillita tinerfeña, eran insultados públicamente por la calle por aquellos grupos que ya eran dueños del terror de nuestros mayores. ¡Claro! D. Paco no entiende como al enfrentamiento del 36 alguien puede llamarle guerra, para él fue ¡Liberación!
Quiero reproducir aquí una bella canción que mi abuela Isabel me canto inumerables veces mientrar me dormía entre sus brazos. Yo apenas recordaba alguna estrofa y la música, pero gracias a la memoria de mis mayores he conseguido recuperarla, no se si con pleno acierto, pero recuperada está:
Aunque iba con violencia
la maquina se paró
y bajó el maquinista
a ver lo que sucedió.
El maquinista que vió
la vía llena de sangre
hecho parte a la estación
para que venga el Alcalde.
Ya está aquí el Señor Alcalde,
con toda su comitiva,
guardias y municipales,
para registrar la vía.
Le meten en la camilla
y lo llevan al Hospital,
y los médicos le dicen
que no le pueden curar.
"Si no me pueden curar
que me peguen cuatro tiros,
que yo no quiero vivir
con los dos brazos partidos."
La novia que estaba junta
al oir estas palabras
cayo redondita al suelo
como si fuera difunta.
"Levanta paloma mía,
levanta prenda de amor,
que yo he perdido los brazos
pero tu cariño no."
Daba lástima de ver
tanta gente en la estación,
todos con pañuelo en mano,
llorando a lágrima viva
por el pobre Manuel
que lo ha matado la vía.
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