EDUCACIÓN
Nuevamente llegamos al final de un curso y constatamos la terrible realidad del fracaso escolar y la desculturización de nuestros jóvenes. Década tras década, ley tras ley, se pretende cambiar el paradigma de la educación y transformar un sistema educativo en, lo que a mi entender será, un sistema productivo.
Los niños y jóvenes precisan de una formación adecuada y actualizada. Pero ello no quiere decir que la educación y formación de nuestros jóvenes deba de seguir una ideología determinada como la que observo en el trasfondo de las competencias básicas. Sí ideología.
Los sistemas educativos del pasado trataban, con mayor o menor acierto, formar personas y prepararlas para su realización humana integral, esto es, se formaba en atención a la integridad de la persona y a la libre disposición que cada uno ejerciera en la madurez sobre su vida y persona. Si es cierto que los métodos de enseñanza incidían en sistemas memorísticos y relacionales, que a priori no parecen haber funcionado tan mal. Aquellos que fueron educados bajo tales premisas son hoy también maestros, profesores, catedráticos y premios nóbeles.
Hoy parece que el objetivo de la escuela ya no es la formación integral del alumnado. Hoy parece que el fin de la educación y la formación ya no es dotar a la persona de aquellos conocimientos indispensables que contribuyan a su identificación y ubicación histórico-social en arras a la posible realización humana plena. Hoy parece que los niños y jóvenes son ya presa prematura del consumismo productivo y utilitarista ideologizado por unos cuantos.
La realidad, desconocida para tantos, es que el interes gubernamental estriba en mostrar la eficacia de las políticas educativas que implementan, sea al precio que sea. Nuestros jóvenes pasan de curso obligatoriamente aun cuando no hayan alcanzado los mçás mínimos objetivos de la etapa. Nuestros niños no son instruídos en la asimilación obligatoria de unos conocimiéntos básicos que les identifique con su historia, entorno e identidad social.Nuestros jóvenes, hoy serán evaluados por primera vez en base a unas competencias básicas, que ni si quiera aquellos que las idearon saben los criterios que se deben fijar para tal evaluación (de hecho cada centro consensuará los suyos propios.
El descerebramiento de los políticos dirigentes es terriblemente amenazador para la integridad humana y social de nuestra patria. Ley tras ley hemos constatado que los jóvenes cada vez tienen peor cultura y terminan las duversas titulaciones con claras y profundas deficiencias formativas. Hoy constatamos que reforma educativa tras reforma educativa el fracaso escolar, lejos de apaliarse, ha ido creciendo y enquilosando nuestro sistema educativo. Pero nadie da el brazo a torcer. Todos dirán "andamos en el buen camino"; "es preciso profundizar en la implementación competencial"; "hay fracaso escolar porque no evaluamos a los alumnos en lo que ellos ya saben".
Lejos de reconocer las bondades y virtudes de viejos sistemas e identificar aquellas deficiencias y necesidades de actualización, cada día, bajo las tesis progresista y la indiferencia neoliberal, se impone que lo nuevo y último es lo mejor.
Hoy nuestros jóvenes acaban sus ciclos formativos con escasas posibilidades, cada año con menos posibilidades. Hoy los jóvenes no saben, no quieren saber, porque el sistema educativo no les muestra la importancia de ser persona y de formarse como persona. Hoy el utilitarismo gobierna nuestras aulas y pretende gobernar las vidas de nuestros niños.
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