¡Bla bla bla!
Nuestra vida discurre y pasa. Los días se suceden impasivos ante los acontecimientos que trascurren en nuestro mundo. ¿Cuantas palabras se pronunciaran cada día en nuestro planeta?
A la mayoría de la gente le encanta hablar. Se habla del tiempo, del futbol, de la crisis, de la Jurado, de la televisión, de deportes, de espectáculos, de política, de filosofía (los menos), e incluso de religión (especie en extinción). Hablamos y hablamos, y no nos cansamos. Conforme hablamos el intelecto humano utiliza un recurso muy propio de las personas incompletas; nos justificamos con una mera propuesta de intenciones, lo pensamos e incluso nos atrevemos a decirlo, pero qué hacemos: ¡Nada!
Hoy he tenido tiempo de escuchar un rato la radio (últimamente si algo me sobra es tiempo, la verdad). He ido cambiando como suelo hacer la sintonía escuchando diversas cadenas (me he atrevido a sintonizar incluso la SER, hay que ver hasta donde le puede alcanzar a uno la depresión). Tertulias, entrevistas, declaraciones, alocuciones, redacciones, etc; palabras, palabras, palabras: ¡Bla bla bla! Convenios, acuerdos, negociaciones, congresos, reuniones, valoraciones, observaciones e incluso alguna reprobación de la actitud política de algún egoista incompetente del turno.
El resultado ha sido que despues de tanto bla bla bla, he pensado que hoy, como todos los días morirán cerca de 3.000 niños por culpa de la malaria (maldita vacuna que cuesta 0,75 €), otros 12.000 morirán como consecuencia del hambre y la desnutrición; hoy como ayer 800.000.000 de personas seguirán padeciendo una situación indigna e inhumana de hambre e inanición; hoy como mañana 2.400.000.000 de personas tendrán que sobrevivir con menos de 2.€.
He decido apagar la radio. Me he propuesto pasar del bla bla bla, y ponerme a trabajar. En mi situación, sea cual fuere, algo puedo hacer, siempre se puede hacer algo, aunque sea esperar. He decidido que no hay otra cosa razonable más que trabajar por los más necesitados, por aquellos que padecen las consecuencias de nuestro horrible y deleznable egoísmo indiferente, por aquellos que gritan silenciosamente en el inhumano olvido de sus supuestos hermanos que perdidos en la egolatría del estado del bienestar se olvidan incluso de ser humanos.
Hoy igual que ayer el bla bla bla continuará mayoritariamente. Pero hoy también, igual que ayer, habrá personas que sabrán callar, guardar silencio y hacer lo que deben y pueden hacer.
3 comentarios
Alfonso Luis -
opusprima -
Si queremos cambair el mundo, empecemos por las cosas pequeñas cambiemos nuestra vida, nuestro entorno más inmediato.
rm -