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HOY TEOLÓGICO - Alfonso Luis Calvente Ortiz

ROSTROS

ROSTROS

La situación de extrema pobreza generalizada, adquiere en la vida real rostros muy concretos en los que deberíamos reconocer los rasgos sufrientes de Cristo, el Señor, que nos cuestiona e interpela:

- rostros de niños, golpeados por la pobreza desde antes de nacer, por obstaculizar sus posibilidades de realizarse a causa de deficiencias mentales y corporales irreparables; los niños vagabundos y muchas veces explotados de nuestras ciudades, fruto de la pobreza y desorganización moral familiar;

- rostros de jóvenes, desorientados por no encontrar su lugar en la sociedad; frustados, sobre todo en zonas rurales y urbanas marginales, por falta de oportunidades de capacitación y ocupación;

- rostros de indígenas y con frecuencia de afroamericanos que, viviendo marginados y en situaciones inhumanas, pueden ser considerados los más pobres entre los pobres;

- rostros de campesinos que, como grupo social, viven relegados en casi todo nuestro "mundo", a veces privados de tierra, en situación de dependencia interna y externa, sometidos a sistemas de comercialización que los explotan;

- rostros de obreros frecuentemente mal retribuídos y con dificultades para organizarse y defender sus derechos;

- rostros de subempleados y desempleados, despedidos por las duras exigencias de crisis económicas y muchas veces de modelos de desarrollo que someten a los trabajadores y a sus familias a fríos cálculos económicos;

-rostros de marginados y hacinados urbanos, con el doble impacto de la carencia de bienes materiales, frente a la ostentación de la riqueza de otros sectores sociales;

-rostros de ancianos, cada día más numerosos, frecuentemente marginados de la sociedad del progreso que prescinde de las personas que no producen.

Mons. Oscar Arnulfo Romero (4ª Carta Pastoral)

2 comentarios

Alfonso Luis -

Los Pobres de Espíritu son bienaventurados en el Reino de Dios. Es un tema interesante el plantear la diferenciación entre la pobreza evangélica y la pobreza pecadora o de perdición. No obstante, Cristo fue el que vino y anunció y llamó; "el que tenga oidos que oiga.

Sin olvidar que poco se puede hacer con aquellos, en los que se reflejan las palabras del Apostol de las gentes, "la predicación de la cruz es una necedad para los que se pierden; mas para los que se salvan - para nosotros - es fuerza de Dios."

Opusprima -

Saludos.

Es la tragedia de nuestro tiempo. Pero la mayor tragedia es la pobreza de espíritu, la de aquellos que no conocen a Dios o viven (vivimos) sin que existiera; eso también es pobreza, y son muchos los rostros alicaídos que moran por la tierra sin saber a dónde ir, sin esperanza...