HAMBRE
¿Qué significa tener hambre? Quizás para algunos este concepto no vaya más allá del retraso en media hora del momento del almuerzo.
La realidad de la existencia, de la ámplia mayoría del mundo que habitamos, clama al cielo. El hambre, la necesidad, el dolor y el sufrimiento de los cientos de miles de familias y comunidades en extrema necesidad es un escándalo de dimensiones inadmisibles, para cualquier conciencia que se digne a reconocerse mínimamente humana.
El escándalo de la injusticia, de la opresión, del derroche de las sociedades industrializadas e inhumanamente desarrolladas se hace más incisivo y adquiere dimensiones desproporcionadas frente a los más pequeños e indefensos; frente a los ángeles hambrientos. Las palabras de Jesús deben conmover a toda alma y especialmente a la sociedad y a las comunidades cristianas que gozan de amplias estructuras de recursos:
"Es inevitable que haya escándalos; pero ¡ay de aquel que los provoca!
Más le valdría que le ataran al cuello una piedra de molino y lo tiraran al mar antes que escandalizar a uno de estos pequeñuelos.
Lc 17, 1-2
Las sociedades desarrolladas y especialmente nuestras comunidades cristianas, que no hacen uso de una sobria austeridad en favor de los más necesitados, son escándalo para los más pequeños y desamparados de éste desposeído mundo de la pobreza. Resuenen también nuevamente las palabras de la Iglesia en boca del Santo Concilio Vaticano II:
"Quien se halla en situación de necesidad extrema tiene derecho a tomar de la riqueza ajena lo necesario para sí."
Repitiendo la sentencia de los Santos Padres de la Iglesia corroborará también que:
"Alimenta al que muere de hambre, porque, si no lo alimentas, lo matas."
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