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HOY TEOLÓGICO - Alfonso Luis Calvente Ortiz

ELUANA

ELUANA

Una vez más, la muerte ha vencido a la vida en esta trágica vorágine que los defensores de la cultura de la muerte extienden ante todo lo que pueda afirmar la esperanza y la vida en si misma.

 

Eluana ha muerto, la han dejado morir, la han matado. Recuerda! si no alimentas a aquel que muere de hambre, realmente lo estás asesinando. Con Eluana ha ocurrido esto. En nombre de la siniestra "bondad" liberal y relativista a Eluana, autónoma en todas sus funciones humanas a excepción de la alimentación, le han arrebatado la vida, le han robado la posibilidad de finalizar aquel viaje que un dia emprendiera hacia su casa de vuelta de una discoteca.

 

Para aquellos defensores de la utilidad y la muerte, los razonamientos morales que sustentados en la propia moral natural defienden el valor de la vida como único y primigénito en si mismo son despreciados, y la eliminación de un ser humano puede ser un acto de bondad. ¡Por favor, no sean buenos conmigo nunca!

 

El asesinato de Eluana no se debe confundir con la renuncia al ensañamiento terapéutico, que es moralmente legítimo. Eluana sólo pedía ser alimentada para mantener la esperanza, la vida.

 

Ángela Díaz Alonso se pregunta: ¿Qué diferencia hay? Eluana no podía alimentarse, y cientos de viejecitos con alzheimer o demencia senil tampoco; los asilos o residencias para la tercera edad están llenos de ellos. ¿Serán los siguientes?¿Vamos a acabar con todo ser humano dependiente?
Y es verdad, asi es, y hacia ahí nos encaminamos. Se niega ya la relevancia cultural y política de la fe cristiana, y hasta la misma posibilidad de una ética natural. Se desprecia el valor de la argumentación moral de cualquier persona por el mero hecho de vivir una vida religiosa y espiritual. Se abre el camino a una anarquía moral, que lejos de identificarse con forma alguina de legítimo pluralismo se hacerca a las más tenebrosas tesis morales del nacionalsocialismo y del materialismo marxista. El abuso del más fuerte sobre el más débil es una consecuencia ya obvia que alcanza límites sin parangón cuando es el propio autor de una vida el que la desprecia. La marginación del Cristianismo ha extraviado el futuro de nuestra sociedad y la concordia de las gentes y los pueblos, poniendo en peligro los mismos fundamentos espirituales y culturales de la civilización. (Cf. N.d. C.D.F.) 

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