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HOY TEOLÓGICO - Alfonso Luis Calvente Ortiz

Ancianidad I

Ancianidad I

La longevidad es un maravilloso don que el mismo Dios, a través de tantas bondades, nos ofrece. Los años vividos en la ancianidad son la culminación de una vida que, si bien pudo alcanzar su plenitud con anterioridad, se presenta en una etapa totalizadora de la realización humana.

 

Los problemas, las dependencias, el dolor y el sufrimiento que en muchos casos acompañan los años del anciano, nunca pueden ser motivo de cuestionamiento de la vida. El anciano es un valor en si mismo. Él se nos da y se nos ofrece como oportunidad de amor, acompañamiento y ternura servicial que se le es debida.

 

De igual forma, la vida humana, cualquier vida humana, es valiosa y digna por si misma. Fuera de las consideraciones del indebido encarnizamiento, cualquier valoración de la eutanasia activa o pasiva es un atentado indigno contra el amor fraternal en el que la existencia humana debiera ser fundada.

 

La eutanasia es un horrendo crimen, más cuando es propuesta contra ancianos que habiendo llegado a una edad que, debido al deterioro facultativo al que se han visto sometidos durante su ardua vida,  les impide la autosuficiencia, e incluso la capacidad intelectual suficiente para que jurídicamente pueda oponerse  a la ejecución anticipada de la inevitable muerte que un día nos ha de sobrevenir a todos.

 

Apelo al amor y a la fraternidad, al valor de la vida y a la aportación necesaria e indispensable que toda vida humana, anciana, nacida, o nacida, impedida o incapacitada, realiza a la comunidad humana que desea encamiarse hacia la prenitud de su realización, para que aquellos que fuera de toda razón apoyan y promueven el no a la vida, la eutanasia y el aborto, recapaciten y conviertan sus corazones e fuente de vida y amor.

 

¿Eutanasia? ¡Mira lo que te dice Checha!

3 comentarios

Cristobal -

Querido hermano Alfonso, he estado cinco dias en Loudes en compañia de Nuestra Señora Inmaculada Concepción, que se aparecio a Santa Bernardette en Lourdes. Estoy firmemente convencido que todo Catolico deberia ir por lo menos una vez en la vida. Cuya presencia en el Santuario, de la Madre de Dios y nuestra es tan real, que todo las personas con las que he hablado afirman notar su presencia. Es de destacar los cientos y cientos de voluntarias y voluntarios, hopitalirios, que dedican su tiempo de estancia en Lourdes a la atención de los enfermos y ancianos que acueden con fe y esperanza a Nuestra Señora la Inmaculada Concepción, en busca de salud.

Alfonso Luis -

Si, realmente la vida del Apostol de los Leprosos, del Ángel Blanco de Molokai es ejemplar.

Una maravilla de la real y radical experiencia que en el Amor de Dios el hombre puede llegar a realizar.

rm -

Aqui un ejemplo de amor a la vida de los mas despreciados los leprosos, el padre damian Molokai, la isla maldita. Al saber estas noticias el Padre Damián le pidió al Sr. Obispo que le permitiera irse a vivir con los leprosos de Molokai. Al Monseñor le parecía casi increíble esta petición, pero le concedió el permiso, y allá se fue.

En 1873 llego a la isla de los leprosos. Antes de partir había dicho : "Sé que voy a un perpetuo destierro, y que tarde o temprano me contagiaré de la lepra. Pero ningún sacrificio es demasiado grande si se hace por Cristo". Los leprosos lo recibieron con inmensa alegría. La primera noche tuvo que dormir también debajo de una palmera, porque no había habitación preparada para él. Luego se dedicó a
visitar a los enfermos. Morían muchos y los demás se hallaban desesperados.El Padre Damián empezó a crear fuentes de trabajo para que los leprosos estuvieran distraídos. Luego organizó una banda de música. Fue recogiendo a los enfermos mas abandonados, y él mismo los atendía como abnegado enfermero. Enseñaba
reglas de higiene y poco a poco transformó la isla convirtiéndola en un sitio agradable para vivir.
el 15 de abril de 1889 "el leproso voluntario", el Apóstol de los Leprosos, voló al cielo a recibir el premio tan merecido por su admirable caridad. Murió ciego e inválido, con la cara y las manos totalmente deformadas.

En 1994 el Papa Juan Pablo II, después de haber comprobado milagros obtenidos por la intercesión de este gran misionero, lo declaró beato, y patrono de los que trabajan entre los enfermos de lepra.


El belga más grande de todos los tiempos







Como en las islas Hawai había muchos leprosos, los vecinos obtuvieron del gobierno que a todo enfermo de lepra lo desterraran a la isla de Molokai. Esta isla se convirtió en un infierno de dolor sin esperanza. Los pobres enfermos, perseguidos en cacerías humanas, eran olvidados allí y dejados sin auxilios ni ayudas.
El Padre Damián empezó a crear fuentes de trabajo para que los leprosos estuvieran distraídos. Luego organizó una banda de música. Fue recogiendo a los enfermos mas abandonados, y él mismo los atendía como abnegado enfermero. Enseñaba
reglas de higiene y poco a poco transformó la isla convirtiéndola en un sitio agradable para vivir.el 15 de abril de 1889 "el leproso voluntario", el Apóstol de los Leprosos, voló al cielo a recibir el premio tan merecido por su admirable caridad. Murió ciego e inválido, con la cara y las manos totalmente deformadasJuan Pablo II le beatificó en 1994,