CABALLERO
Hecho de menos aquellos referentes que en la historia dieron sus vidas por aquello en lo que creyeron.
Caballeros de Santiago, de Alcántara, de Calatrava y Montesa, en nuestra nación. Unos en defensa de su ciudad, otros en hacer frente al invasor infiel, otros en defensa de la fe Católica y otros en defensa y protección de sus semejantes peregrinos. Todos abandonaron proyectos personales en muchos casos prometedores de gloria y reconocimiento, para ofrecer sus vidas en servicio del otro, en defensa del otro, comprometidos fundamentalmente con lo que creían, más allá de la placentera y cómoda mundanidad social a la que podrían haber accedido.
Hoy ya no se reconocen a los Caballeros, y aquellos que lo pudieren parecer,nos ocupamos de degradarles a meros "voluntarios", "cooperantes internacionales", "agentes sociales", en el mejor de los caso, ó cualquier denominación que no muestre la integridad completa y el compromiso radical de una vida.
Comportarse con nobleza y generosidad es el reto al que todo caballero se enfrenta cada día. Noble y generoso como Aquél que es baluarte de nuestra fe. Nobleza y generosidad, que sólo pueden ser encontradas en el ejercició incondicional y radical del servicio al prójimo.
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