DOMINGO
Hoy es un día especial. Todos deberían serlo, pero hoy es domingo. Domingo para los cristianos significa día del Señor, día que debe ser dedicado a descansar en los brazos del Padre.
Buscar a Dios, en la oración, en el prójimo, en los sacramentos. Encontrarnos con Cristo, especialmente en la Eucaristía y en la Reconciliación.
Presentar al Espíritu Santo nuestras inquietudes, exponerle nuestros interrogantes, pedirle respuestas y consejo.
Es domingo, es una buena oportunidad para rehacer nuestra relación con Dios, para que este sea el primer día del resto de nuestra eterna existencia.
Es un día que se diferencia en todo de los demás. En el hay una gracia sobre abundante que nos es ofrecida y que no debemos desperdiciar. Es el día del Señor. El día en que Cristo resucitó.
Corramos pues, prestos, con Juan y Pedro, tras el consejo de la Magdalena, y comprobemos la realidad del resucitado tras la piedra que un ángel rodó y que sellaba la tumba de nuestro corazón.
Es domingo. Dejémonos inundar por el Amor de Dios. Que el Amor así ofrecido colme nuestro ser y nos permita, primeramente, amarnos a nosotros mismos como Cristo nos ama, y desde esa necesaria conversión, lanzarnos en éxtasis amoroso por Jesús, a buscarlo en el prójimo, especialmente en el más doliente y desamparado, para estrechar entre nuestros brazos al que un día los abrió incondicionalmente sobre una cruz por todos nosotros, como prenda del amor de Dios por los hombres y precio de nuestra salvación.
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