C.O.P.E.
El tema de la COPE esta trayendo cola estos días. Quisiera aportar mi visión y mi percepción de los acontecimientos que con respecto a la emisora propiedad de la Conferencia Episcopal Española se refieren.
Debo decir que tengo en alta consideración al conjunto de profesionales que encarnan el equipo directivo y operativo de la COPE. Me parece que el problema viene derivado como siempre, no de lo que algunos digan y en que forma lo digan, sino de la ira que genera en aquellos, que siempre y en todos los tiempos, optan por la simpleza y la comodidad del formar parte de la estructura de pecado de turno e intentar sacar el mayor partido posible en beneficio propio, y que escudados en un supuesto e indefinido interés general renuncian al único fin valido que es el bien común.
La voz de Federico, es una voz libre que clama y denuncia desde el interior de la propia estructura de pecado en la que socialmente nos hayamos inmersos. Federico no se allana frente a la conveniencia, frente a lo políticamente correcto o frente al interes fáctico de las grandes logias. Federico clama, libremente, más o menos acertadamente, según el día, pero habla y denuncia en uso de la plena libertad que la COPE le confiere. Claro que, algunos preferirían que la COPE se allanara, que se sometiera al interés partidista de algunos, y en uso del falaz interés general admitiera, haciendo uso de lo políticamente correcto, aquellas tesis que propugnan el consentimiento y reconocimiento del aborto, del matrimonio homosexual o multisexual, el abandono de los fundamentos morales cristianos y la marginación de lo religioso y específicamente de la Iglesia Católica de la vida social de los españoles; otros, torpemente, ahora alzan la voz sugiriendo que la emisora de los obispos debería ceñirse al testimonio cristiano fundamental, que despidiendo hasta al personal de limpieza debería trasformarse en una especie de réplica de Radio María. Flaco favor, en ambos caso, a la Verdad.
El problema de fondo es que la COPE se ha convertido en un medio en el que se permite proclamar verdades como puños, que duelen y enrabian a aquellos que viven en la mentira, el engaño y la tranquila conciencia del todo vale en pos del interés general. Y la Verdad, cuando se proclama, pasa del interés general. La Verdad está al servicio del bien común. La Verdad habla por si misma, aunque en aquellos que la rechazan siembra la ira y el rencor. Ira y rencor, por otro lado, que ya en los inicios de nuestra historia experimentó frecuentemente la muchedumbre gentil, frente a Jesús en el Sanedrín, frente a Esteban, frente a Pablo, frente a tantos y tantos.
La situación es similar a aquella vivida por las comunidades cristianas en los primeros siglos. Ellos se enfrentaban a la obligación legal de sacrificar a los dioses, debían alimentarse de carne sacrificada a los dioses romanos. El precio del que debían pagar aquellos cristianos no dispuestos a cumplir correctamente con los preceptos políticamente impuestos, era el suplicio y la muerte en la mayoría de los casos. Muchos fueron los cristianos que abdicaron y abjuraron de su fe. Más tarde, tras la conversión de Constantino hubo una gran controversia sobre si se debía readmitir a aquellos cristianos que placidamente se valieron de la carne pagana mientras los otros eran torturados y ejecutados. Hoy, los que no estamos dispuestos a admitir los falacez argumentos que justifican la injusticia social, el interés y la corrupción política, la degradación moral y el edonismo y nihilismo impuesto socialmente, somos tachados de radicales o fanáticos, y condenados, ya no al suplicio y a la muerte, pero si a la marginación social, política e incluso teológica.
Gracias Federico por tener la valentía de enfrentarte a lo que crees que debes enfrentarte, por decir lo que crees que debes decir y por soportar lo que no tendrías que soportar. Y aunque no me gusten muchas de las cosas que dices, aunque no comparta en algunos casos el modo en que las dices, aunque eche de menos un mayor compromiso con los olvidados, sufrientes y abandonados de este mundo, aunque crea que deberías ser más voz de los sin voz; gracias por animarme a ser lo que creo debo ser.
3 comentarios
Cristobal -
Alfonso Luis -
opusprima -
Saludos.