ESPACIOS
Cada día estoy más convencido de la necesidad que tenemos, entre el maremagnum de responsabilidades, tareas, relaciones, aficiones, compromisos, obligaciones, etc, de crear espacios propicios para la autoconciencia individual y colectiva.
Espacios, sí, no simples lugares, tampoco determinados momentos, espacios existenciales donde realmente nuestro ser personal encuentre su sentido y realización. Espacios personales y colectivos, individuales y de pareja.
Espacios donde la veracidad y realidad de la experiencia no quede ensombrecida por las intenciones, apariencias, interpretaciones, objeciones, mutilaciones, percepciones, consideraciones y demás tapujos con los que habitualmente se ve envuelta nuestra realidad experiencial.
Principalmente creo en la necesidad básica y fundamental de crear espacios de oración y contemplación. Sin ellos es imposible alcanzar la profunda conciencia del "hombre", que necesariamente para su plena realización se ve obligado a volver al encuentro de su Creador.
Espacios para pensar y reflexionar. Espacios en los que simplemente se encuentre uno disponible, a la espera, preparado para escuchar, hablar o callar, estando simplemente, siendo en disposición para quien me reclamare.
Espacios de encuentro profundo y real con el otro. En donde los obstáculos del lenguaje y de las circunstancias, temores y debilidades se diluyan en la profunda experiencia de ser con el otro, de ofrecerse al otro y de aceptarlo.
Espacios en los que la importancia de la vida sea el eje central del pensamiento y de la profunda experiencia del ser espiritual. Espacios en los que el mundo y las necesidades de mis semejantes me alcancen en el núcleo de mi propio ser, de mi propio existir.
Espacios, en fin, de vida.
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Alfonso Luis -
rm -