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HOY TEOLÓGICO - Alfonso Luis Calvente Ortiz

INTERIORES

¡LLegan hoy el resonar de tantos llantos! ¡Tanto dolor que sin desbaratar mi alegría debo compartir!

Y es que cuando te paras a pensar en la cantidad de bien que puedes hacer y que por unas cosas u otras dejas de hacer, se viene difícil conservar la alegría del corazón. A no ser por la profunda y certera esperanza de que todo será reparado en un futuro próximo, de que todo fue reparado y justificado hace apenas unos siglos.

Me comentaba un querido amigo al comienzo, en la presentación del blog, que creía más necesaria la acción que la reflexión. No cabe duda que algo de razón tiene, tanto llanto, tanta necesidad, tanta injusticia, y tanta alegría para compartir, requieren de una acción comprometida. Pero acción que creo debe partir de una profunda reflexión y de un compromiso personal de vida que sólo puede manar de un enjuiciamiento y una valoración pausada y tranquila, que priorice la acción que debamos emprender. Y para el cristiano no puede haber reflexión sin oración, mejor dicho es imposible la vida sin oración.

Ando tan preocupado por los proyectos a desarrollar en Centroamérica y por como hacer llegar la voz de los sin voz al mundo perplejo de su vanidad. Oración, trabajo, familia, solidaridad, amistad, estudio, descanso, contemplación, servicio. Que importante creo que es reflexionar, ante tanta necesidad y vida creo que sería una irresponsabilidad actuar a lo loco o actuar por actuar. Ver y observar, valorar y enjuiciar, actuar y realizar; sin cualquiera de estas tres necesarias etapas en la acción humana estamos irremisiblemente condenados al error perpetuo de nuestros actos.

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