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HOY TEOLÓGICO - Alfonso Luis Calvente Ortiz

EDUCACIÓN

EDUCACIÓN

Asistimos al final del curso. La incorporación de la LOE a todos los niveles de la Enseñanza Secundaria Española será una realidad el próximo curso. La base de este nuevo sistema educativo se centra en la implantación de ocho competencias básicas (objetivos básicos - 9 en algunas comunidades autónomas). Las competencias (objetivos) no son novedosos, lo novedoso es que las áreas y asignaturas deben de programar y evaluar en torno a estas competencias. Competencia matemática, competencia en comunicación lingüística, en conocimiento del mundo físico, competencia digital, social y ciudadana, cultural y artística, para aprender a aprender y competencia en autonomía e iniciativa personal. Algunas comunidades han incluído la competencia emocional.

 

No deseo valorar las intenciones. Todos estaremos de acuerdo en desear el mejor y más eficiente sistema educativo. Pero en mi humilde opinión, el peligro de este giro pedagógico radica en la intencionalidad de integrar desde el sistema educativo la formación, educación, transmisión de valores, preparación y realización de los jóvenes formandos, de forma que la responsabilidad y derecho primario de la familia, y específicamente de los padres, puede quedar absorbido de facto por la  asunción institucional de tal responsabilidad.

 

De todos es bien conocida la crisis de la familia en nuestra sociedad, y especialmente la crisis del matrimonio que ha llevado al cambio social de su concepción. Ante la realidad desmembrada de múltiples familias, ante la absorción fáctica, en el frenesí diario, del tiempo que las figuras maternal y paternal deberían dedicar al cuidado de la familia, a la educación, formación, preparación y acompañamiento de los hijos, el sistema educativo institucional se erige como el vertebrador de los principios, métodos y recursos pedagógicos para obtener "un joven o una joven al finalizar la enseñanza obligatoria para poder lograr su realización personal, ejercer la ciudadanía activa, incorporarse a la vida adulta de manera satisfactoria y ser capaz de desarrollar un aprendizaje permanente a lo largo de la vida."

 

Quizás alguien debería decir algo en cuanto a la necesidad de medios reales, humanos y materiales, que son necesarios para hacer frente a las difíciles realidades personales a las que multitud de alumnos deben de hacer frente cada día. Quizás alguien debiera preocuparse de la restructuración familiar, de la convivencia familiar, de la realización familiar en la que el joven debe de vivir y sin la cual su realización personal no es posible o fácilmente inalcanzable. Quizás alguien debería comenzar a reflexionar si es posible educar en una sociedad que está en sí mal-educada.

 

Y el peligro se agrava cuando la realización personal, la ciudadanía activa, la manera satisfactoria de incorporarse a la vida adulta, etc, se subjetivizan en los dirigentes institucionales y sociales que despreciando valores fundamentales como el de la vida (cerca de 100.000 personas no nacidas asesinadas anualmente en nuestra nación), la dimensión espiritual del ser humano, la justicia social (admitimos la terrible injusticia global en donde el 20% de la población mundial acaparamos el 80% de los recursos planetarios), la igualdad y la dignidad humana (ahora al desesperado y sufriente inmigrante, lo internaremos hasta 18 meses en centros de concentración), la trascendencia y el sentido último de la existencia, la búsqueda de Dios, etc, sólo buscan un fin último de poder que escudan en el interés general que ellos mismos definen según les conviene.

 

Y todo ello no es más que más de lo mismo. Quizás no se me hubiera ocurrido escribir sobre el tema  si no fuera por el posicionamiento generalizado que me parece percibir en el profesorado de "Moral y Religión Católica", asignatura confesional, amparada ya exclusivamente por los restos del derecho de los padres a elegir la educación de sus hijos (Declaración Universal de los Derechos Humanos art. 26.3). Percibo en un amplio sector del colectivo al que pertenezco, ve la situación actual como una oportunidad a adaptarse al nuevo sistema educativo, en busca del reconocimiento público de la importancia de la educación religiosa y, ó de la competencia espiritual. Y no como una oportunidad de revindicar el propio derecho básico, como miembros de la sociedad que somos los cristianos, a hacer uso de los medios sociales para la educación de nuestros hijos, no. Más bien, parece que se espera un reconocimiento que permita a los "titulados en religión", lejos del peligro a la desaparición de la asignatura de la enseñanza pública, aportar un poco de lo que crean conveniente aportar con respecto a la dimensión espiritual del hombre, y que ayude a la consecución del objetivo último de las competencias, "formar para la ciudadanía".

 

Creo, y me reafirmo, que si soy y si en un futuro sigo siendo profesor, lo soy y seré de "Moral y Religión Catolica", enviado por la Iglesia Católica para "ayudar a los alumnos a situarse lúcidamente ante la tradición cultural, a insertarse críticamente en la sociedad, y ofrecer respuestas al sentido de la vida con sus implicaciones éticas.", bajo la responsabilidad delegada de los padres y la convicción última que es Cristo mismo, Resucitado, el que acompañará a los alumnos a lo largo de sus vidas en la búsqueda y realización última del sentido más profundo de la existencia. 

2 comentarios

Cristobal -

Todo esto es consecuencia del progre-rojerio nacional, que aliado con satanas trata de destruir al hombre como hijo de Dios, y convertirlo en un número al estilo URSS.

rm -

Qué peligro! quitar del medio el papel educativo de la familia, yo vivi esto es un regimen totalitario y es un fracaso total, luego esto tiene unas intenciones segundas, si dejas que te eduquen a tus hijos lo haran a su forma y es como un adoctrinamiento terminan pensando como ellos quieren, yo no se mucho de esto solo hablo como madre que no permitió que educaran a sus hijos yo trabajaba de noche para tener el dia libre y poder dedicarlo a ellos, desprogramar lo que habían programado en la mañana en la escuela, fue agotador pero valió la pena, saludos, oración