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HOY TEOLÓGICO - Alfonso Luis Calvente Ortiz

BIEN VS. MAL

BIEN VS. MAL

¿Hay algo intermedio entre el bien y el mal, entre Dios y los que contra Él se rebelaron, que pueda circunscribirse exclusivamente al hombre, a la humanidad, que pueda situarse en un nivel u opción intermedia inhibiendose de toda necesidad de opción fundamental por uno u otro?

 

Esta pregunta, ahora así desarrollada, de otro modo se la realizaba al que hasta hoy es mi director espiritual hace ya algunos años. Tras algunas consideraciones, mi buen padrino me animó a estudiar la reflexión a fondo, y me animó a que cuando encontrara una respuesta coherente a ella le participara de la misma.

 

Hoy creo estar en disposición de ofrecerla:

 

El hombre* se nos presenta como ser criatural, criatura, ser creado bajo el inescrutable Plan Divino. El hombre ser espiritual creado directa y personalmente por Dios, el hombre ser carnal perteneciente al mundo en desarrollo como herramienta creacional de Dios, y dotado de una capacidad intelectual que lo conviente en el ser que sabe que es, es en si un ser en realización. Sometido al tiempo el hombre se va realizando, y es en este realizarse en donde a traves de su propia voluntad y determinación va optando más clara o más veladamente por el bien y por el mal.

En este autodefinirse no cabe la imparcialidad. Dios se nos presenta como Amor, sumo Hacedor de la Creación. El mal no es una fuerza intrínsica en si misma. El mal se nos presenta como una negación del bien, un alejamiento del que es el sumo bien, una clara decisión de no servir al Amor supremo que el mismo Creador nos ofrece. Esta es la terrible decisión del primer ángel caído, hoy conocido como Satanás: "No serviré". La decisión de este en un principio ángel no le confiere un poder extraordinario o un principio fundamental de fuerza maléfica, la decisión del Enemigo por excelencia se revela como una negación del bien, del amor, del sumo Bien, un optar por la eterna ausencia del Amor.

 

En este campo, que bien podríamos definir como de batalla, al hombre no le cabe una opción de indeterminación o neutralidad. Toda opción contra el bien es un mal en si misma y toda opción en oposición al mal es un bien en si. ¿Pero y la indiferencia, la autodeclaración agnóstica, de no querer tomar parte? Toda no acción contra el mal se convierte en maligna ya que favorece el alejamiento del bien. Y de igual modo todo bien no realizado, que pudiera haber sido realizable, se convierte en un mal. También debemos tomar en cosideración aquellas situaciones en que el simple no apoyo al mal es un bien en si mismo y la simple permisibilidad del bien hace que nuestra opción sea buena. Jesús en los Evangelios muestra también esta dicotomía y la imposibilidad de permanecer neutrales ante el bien por el que debemos optar: " El que no esta conmigo esta contra mí" (Lc 11,23) ; "El que no esta contra nosotros, está por nosotros" (Mc 9,40).

 

El hombre es protagonista principal en esta realización continua en la afirmación del bien o la opción por el mal. Abrazar el bien o prescindir de él. Mientras queda álito de vida la opción para el hombre queda abierta. Más, tras el velo de la muerte la opción habrá quedado ya definida inamoviblemente.

 

* Cuando me refiero al hombre me refiero al género humano, hombre y mujer (Y Dios creó al hombre, hombre y mujer lo creó. Gen.)

 

2 comentarios

Dolores -

Me siento en el deber de aclararte que el agnosticismo no es la negación de Dios. Difícilmente un agnóstico (al menos en el sentido que lo entiendo trás leer a Unamuno y las torturas que padeció por no poder creer en el Dios que buscaba), cerraría la puerta a la Iglesia en el momento de su muerte. Un ateo sí. Un tio nuestro dijo, ya en el hospital, a punto de morir, que no quería a su lado " ni brujos, ni hechiceros, ni gente de tal ralea". A ti te debe parecer horrible, pero a mí me hace gracia, y admiro a las personas consecuentes hasta la muerte.

Alfonso Luis -

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